Lisa Petersen es profesora de Yoga y educadora de Movimiento Somático, reconocida internacionalmente. Por eso es un lujo para nosotros, compartir con vosotros este artículo que es el primero de una serie que publicaremos tanto en nuestra revista como en esta web. ¡Mantente atento al próximo!
Además, si quieres conocerla más, te contamos que estará en City Yoga (Madrid) en septiembre y noviembre de 2024, liderando cursos intensivos y formaciones para profesores en respiración, Yoga y somáticos. Esta formación une la neurociencia moderna y la antigua sabiduría yóguica dentro de la práctica de somáticos. Aprende cómo hacer que el inconsciente sea consciente y siente cómo todo se vuelve más fácil y sin dolor, desde la cabeza hasta los dedos de los pies.
«El camino de la experiencia comienza con una respiración
como la respiración que estás respirando ahora.….
La respiración brota y justo antes de manar al exterior, un destello
de auténtico júbilo ocurre; la vida se renueva.
Date cuenta de ello. A medida que la respiración se libera y mana
al exterior sucede un pulso antes de volver a brotar.
En ese momento, estás vacía. Sumérgete en ese vacío
como fuente de toda vida»
VIJNANA BHAIRAVA TANTRA
El lugar más calmado en el que jamás he estado es en un olivar que se encuentra en Creta. Llegué ya entrada la tarde. Con poca ceremonia aparqué mi coche en la cuneta y me introduje en una catedral natural. Los árboles más jóvenes contaban con apenas 1.500 años de edad. Los más viejos alrededor de los 3.000 años. Eran tan anchos como altos y aún daban frutos. Me tumbé en la hierba escuchando el zumbido de los insectos a medida que las sombras se alargaban en el valle. En esta antigua arboleda se sentía la vida con una profunda quietud que contenía, a su vez, una gran vitalidad.
Mientras descansaba y respiraba, mi respiración me mostró la verdadera esencia que yace en el corazón de toda enseñanza de Yoga: no hay separación –todo, en la vida, está conectado–. Supe que pertenecía; sentí mi conexión con todo y con todos. El olivar me cambió e invitó a emerger a mi ser más auténtico.
Por Lisa Petersen
Tu vivaz fuerza vital
La respiración es vida. Prana es la fuerza vital que impulsa toda vida. Habita en ti, a tu alrededor y a través tuyo. Prana da vida a las alas de los colibrís, la risa de un niño, el canto de una ballena, y la corriente de las mareas. Se encuentra presente en cada célula y tejido de tu cuerpo y en todo ser vivo, tal y como me enseñó el olivar. Pranayama, el cuarto miembro de Ashtanga Yoga, ofrece un espacio deliberadamente simplificado para cultivar y sostener cuidadosamente la energía de esta fuerza vital.
Las dos mitades de la palabra pranayama nos desvelan su intención. Mientras que prana significa «fuerza vital», yama se traduce como «utilizar o ampliar». Pranayama es una tecnología versátil. Puede revitalizar, relajar, calmar o centrar el cuerpo-mente. Sin importar la técnica que llegues a utilizar, el objetivo principal se centra en ayudar a la respiración a que se exprese suave, sin esfuerzo, estable, rítmica, fluida, radiante, calmada y adaptable, para que la mente se mantenga de manera similar calmada, clara, estable y centrada. Estos atributos establecen un escenario donde la sabiduría encuerpada puede emerger desde las profundidades con la fuerza primaria de la vida moviéndose a través de ti.
Preparando el acto de sentarse
Uno de los prerrequisitos para practicar pranayama es una postura sentada y confortable. Acomódate en una postura sentada de piernas cruzadas, o encuentra cualquier otra posición que sea cómoda para ti, ya sea en una silla o bien de rodillas. Colócate sobre varias mantas dobladas o un bolster para que la pelvis quede elevada.
Añade un soporte para tus piernas incorporando una manta enrollada o un bloque de corcho bajo tus piernas si quedan muy elevadas con respecto al suelo. Es importante que des apoyo a todos los espacios aportando, así, estabilidad a la parte inferior de tu cuerpo.
Coloca tus manos con las palmas mirando hacia arriba si deseas recibir energía, o con las palmas orientadas hacia abajo si lo que deseas es sentirte enraizada.
Lleva la atención a tus isquiones. Son los pies de tu pelvis. Localiza tu coxis con la mirada de tu mente. Se encuentra unido a la parte más inferior del sacro; ese hueso triangular en la mitad de tu pelvis. Tu coxis se curva hacia dentro de manera natural. ¿Podrías imaginar que se desenrolla y se conecta con el suelo como lo haría la raíz principal de una planta? Este gesto te ayudará a anclar tu columna vertebral y la parte posterior de tu cuerpo.
Tus dos isquiones y tu coxis conforman un trípode de apoyo en las posturas sentadas, como una banqueta de tres patas. Inspira y conecta con la sensación de ligereza, espacio y flotabilidad en tu cuerpo. Exhala y permite que tu peso se pose en tus isquiones y en esa raíz principal imaginaria de tu coxis. Siente el apoyo y la estabilidad que la tierra te ofrece a través del anclaje de tu pelvis, la parte inferior de tus piernas y tus pies. Permite que tu peso se asiente en todos aquellos lugares donde recibes el soporte del suelo. ¿Puedes percibir, sentir o imaginar la flotabilidad, como efecto rebote, a lo largo de tu columna que se yergue sin esfuerzo desde la conexión con la tierra? A esta acción se la denomina yielding.
Cuando haces yielding, los huesos de tu cuerpo actúan como una estructura entrelazada natural de soporte, tus músculos fluyen alrededor de tus huesos, y tu fascia se expande en todas direcciones. Yielding te ayuda a redefinir tu relación con el soporte, la gravedad y el espacio para que puedas convertirte en un nítido canal de conducción del movimiento del prana en tu interior. Sería como retirar piedras del lecho de un río para que el agua pudiera fluir con mayor libertad. Yielding y la respiración son dos compañeros en una continua y autorenovadora danza; siempre que yielding se encuentre comprometido, manteniéndote, de manera inconsciente, alejada del soporte, la respiración se encontrará restringida y con ella tu fuerza vital, o prana.
Alarga desde la parte más alta de tu cabeza. Siente el soporte de tu cráneo a través de las sinuosas curvaturas de tu columna vertebral, la cual se eleva desde tu pelvis. Permite que el peso de tus hombros se libere hacia tus codos y que el peso de tus codos se suelte hacia tus muñecas y tus manos. Suaviza tu mandíbula, tus mejillas, los ojos y la frente. Invita a tu columna vertebral a que se calme y se aquiete. Lleva la atención hacia el interior y permítete encontrarte con el Observador.
El encuentro con el Observador
Yoga es una práctica encuerpada. Una forma de retornar al hogar de tu propio ser en tu cuerpo y a través de él. Convertirse en Observador es una experiencia encuerpada. Empleas tu consciencia de espectador (o sakshi en sánscrito) para observarte. Según el profesor de meditación Rolf Sovik, el sakshi no es una parte secreta y escondida de tu consciencia. Es el mismo conocimiento consciente que empleas para leer este artículo, pero «desconectado de su habitual red de apegos e implicaciones». Ser testigo de uno mismo es la puerta al entendimiento, evolución y transformación. Es una práctica de compasión intrínseca que nos permite acoger y amistarnos con nuestras sensaciones, pensamientos y emociones, honrándolos, pero sabiendo que son huéspedes temporales.
Con el tiempo, la práctica de ser observador de uno mismo es una forma de conectar con –y estabilizarse en– la parte de tu ser que es pura, clara, inteligente, expansiva y jubilosa. Vamos, ahora, a observar la ondulación de tu respiración.
EN LA PRÓXIMA ENTREGA, NO TE PIERDAS Los consejos adicionales y prácticas respiratorias.
Para saber más acerca del Movimiento Somático y seguir la formación, el conocimiento y las prácticas que Lisa Petersen comparte con nosotros, no te pierdas el número 137 de revista YOGA SPIRIT. Para conseguirlo, llámanos al 916326251 o escríbenos a suscripciones@revistayogaspirit.es
