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Pablo d’Ors: Religión y espiritualidad en tiempos modernos

by Redacción
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Aprovechamos la presencia del escritor y sacerdote Pablo d’Ors en el evento Yoga Gallery Menorca 2024 y conversamos con él sobre la meditación, el amor y la práctica espiritual.

Por Nini Gorzerino // Fotos de Amaya Aznar y Shutterstock

La curiosidad e inquietud de Pablo d’Ors es palpable en cada conversación e impregna gran parte de su vida, desde sus estudios en Alemania, Estados Unidos e Italia, hasta sus largas temporadas en Honduras, Guatemala o India. Pablo es alguien que se acerca con humildad y sencillez al ser humano en todas sus facetas. Hace más de 30 años que medita a diario y ha compartido sus reflexiones en ensayos elogiados por la crítica y por el público.

YOGA SPIRIT. Empezaste tu camino espiritual hace muchísimos años. ¿Recuerdas en qué momento decidiste dedicar tu vida a la fe?
PABLO D’ORS. Fue a los 19 años, estaba en la cama, era un 19 de diciembre de 1982. Tuve una experiencia de presencia abrumadora en la que entendí todo lo que tenía que entender. Toda mi vida ha sido, desde aquel momento, un despliegue de aquellos instantes.

¿No hubo momentos de duda?
Nunca, lo que no significa que no haya tenido incontables dificultades. Eso que me pasó fue lo más real de cuanto he vivido, quizá lo único que haya vivido realmente.

¿Y hubo momentos en los cuales sentiste aún más fuerte esta llamada?
He experimentado en ocasiones lo que en el Zen se conoce como kensho, es decir, experiencias de unificación con el todo; pero nunca el satori, es decir, la iluminación completa y para siempre. No aspiro a eso o, al menos, no me lo formulo en esos términos.

Los comienzos del camino de la meditación

¿Cómo crees que empieza el camino espiritual? ¿Por qué puede costarnos?
El camino espiritual comienza porque hemos visto o escuchado realmente algo o a alguien. Todo empieza con la escucha o con la visión: lo de fuera nos remite a lo de dentro e, impulsados por esa fuerza, emprendemos la aventura. Si realmente escuchas y ves, no cuesta; al contrario, te sientes lleno de energía y con unas ganas locas. Si te cuesta, es que no lo has visto o escuchado lo suficiente. En la llamada está implícita la posibilidad de responder.

En Biografía del Silencio, dices que meditar no es difícil; lo difícil es querer meditar. ¿Cómo podemos cultivar esta fuerza de voluntad, esta disciplina?
Disciplina es un término que viene de la misma raíz que discípulo. La voluntad depende del interés, y este depende de dónde solemos poner el corazón. Aunque cada cual haya nacido con un código genético, un coeficiente intelectual y un nivel de conciencia diferentes, todo se puede entrenar. Si no hallas en ti fuerza o energía para entregarte a algo, es porque no te has entrenado lo suficiente o porque todavía no es tu momento para eso.

Una vez que nos entregamos a la meditación, ¿cuáles son las etapas claves que todos atravesamos?
Desde luego, superadas las dos primeras fases de inquietud corporal y distracción mental, se entra en la redención del inconsciente o etapa purgativa, que tiene tres momentos esenciales: el encuentro con el aburrimiento, con el abatimiento y con la angustia existencial. Superado todo esto, se entra en la oración de quietud propiamente dicha.

Según tu experiencia, ¿a dónde nos lleva la meditación?
A nosotros mismos y a Dios, que es lo mismo, ¿a dónde si no?

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Trascender el ego

¿Cómo podemos observarnos y escucharnos sin caer en el egocentrismo o en el ensimismamiento?
El ego hay que perfeccionarlo para poder trascenderlo. El camino de la sabiduría pasa por el de la santidad: sin ética no hay mística que valga. Entre ensimismarse y abismarse hay, en apariencia, una línea muy delgada. Pero toda duda se disipa cuando miramos la vida cotidiana del meditador. Si los frutos son de paz, alegría y amor, no hay duda: se ha abismado, no se ha ensimismado.

¿Y qué consejos nos podrías dar para evitar caer en ese ensimismamiento?
En sustancia, uno: estar cerca de un maestro. Si un maestro es un verdadero maestro, eso lo detectará enseguida. Hay otra forma, más casera: si te sientes superbién cuando meditas, abandona esa sensación y vuelve a la recitación de tu mantra o a la atención a un punto de tu cuerpo, el corazón, el entrecejo, el sacro…

Nuestra sociedad tiene la mirada puesta en el futuro. Tenemos muchas expectativas, deseos, preocupaciones, miedos. «Pensamos mucho la vida, pero la vivimos poco», como tú mismo escribiste. ¿Qué sería para ti vivir más la vida?
En cuanto comprendes e integras que no somos nuestro cuerpo físico ni nuestro cuerpo emocional ni nuestro cuerpo «sentimental» entras en lo que eres y descubres la vida. Lo que hay que hacer es no dar tanto crédito a nuestros pensamientos y sentimientos. En cuanto dejamos de fiarnos tanto de nosotros mismos, el asunto empieza a funcionar.

Sobre la inspiración, la actividad y el propósito

Pero tampoco se trata de dejarse llevar sin más, ¿verdad? ¿Cómo podemos fluir con la vida y aceptar sus retos sin caer en la pasividad?
Las personas espirituales son normalmente muy activas, contra lo que suele pensarse. Pero no buscan la actividad, sino que la actividad les busca a ellos. Es muy diferente. Tan importante en la vida es tener un proyecto como saber cambiar la programación. La vida nos sugiere permanentemente cambios de programa, y hemos de tomar esas carreteras secundarias que se nos van proponiendo. Pero luego hemos de volver a nuestro proyecto o vía principal. Esa flexibilidad entre una cosa y la otra es lo que distingue a un maestro.

De hecho escribiste que la inspiración y la iluminación salen de las crisis, pero en momentos de dolor o de sufrimiento, cuesta fluir, aceptar y avanzar. ¿Cómo podemos sostener estas «noches oscuras»?
Últimamente estoy pensando si todas las noches oscuras no obedecerán, a fin de cuentas, a una falta de comprensión espiritual; y que, si realmente comprendes, se acabó eso de pasarlo tan mal. Confío que no suene a frívolo, es una intuición que merece pensarse.

Es una reflexión interesante, desde luego. ¿Aceptar podría ser otro camino? ¿Cómo lo podríamos conseguir?
La aceptación es el fruto de respetar y asumir. Respetar es hacerse cargo de lo que sucede en el exterior sin intervenir. Asumir es hacerse cargo de lo que nos sucede por dentro autoresponsabilizándonos. Esto quiere decir que, si algo te produce tristeza, por ejemplo, la tristeza es tuya, no de aquello que te lo produce y que, por tanto, eres tú quien debe trabajarla, si es que quieres que no te envenene.

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Escuchar en los tiempos que corren

Dijiste hace unos años que cada generación debería ponerle sus palabras a la práctica espiritual. ¿Qué palabras le pondrías a la práctica de hoy en día?
«Escuchar para ser», esas son las palabras que pondría. Toda práctica espiritual se caracteriza porque, de un modo u otro, es una propuesta de cultivar la atención. Atención es lo mismo que amor. Y el amor es una comprensión espiritual. El problema capital es la ignorancia. La ira o la codicia son derivados de la ignorancia. El remedio es la sabiduría, es decir, la autorrealización.

Hablando de amor, ¿cómo podemos acercarnos al amor auténtico?
Yo he seguido, para aprender a amar, la vía devocional, la vía contemplativa y la vía cognitiva. Se trata de darse cuenta de que eres lo que buscas. De comprender que nuestra alma no es otra cosa que el deseo de hacer el bien.

¿Cómo podemos diferenciar este amor del apego emocional?
Yo puedo amar a mis enemigos, pero difícilmente puedo tenerles cariño. El cariño es una experiencia sentimental. El amor es una comprensión espiritual. Quien ama, comprende que el otro está donde está y le acepta plenamente y, no solo, le ama, es decir, desea su bien y se pone a su disposición. Y eso, desear el bien y ponernos a disposición es algo que todos podemos hacer con todos.

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Actuar desde el espíritu

Escribiste: «Ojalá nos guiásemos siempre, no simplemente por lo que sentimos o pensamos, sino por el espíritu». ¿Qué es el espíritu si no es lo que pienso o lo que siento?
El espíritu es lo que queda cuando muere lo que no somos: la corporeidad y la personalidad.

¿Y cómo podemos saber que estamos actuando desde allí y no desde la personalidad o las memorias?
No hay duda, los frutos son inequívocos. Si preguntas, es que tienes duda y, por tanto, no estás actuando desde el espíritu. El Espíritu comporta una certeza total. A un verdadero maestro nunca le puedes pillar por la sencilla razón de que nunca deja ni un resquicio a la duda. Lo que ve, dice o hace es el mismo y único movimiento, no hay secuencialidad, no hay mente.

Acabamos volviendo a tus raíces: si Jesús viviera hoy, ¿cómo crees que viviría o actuaría?
Asistiría como oyente, no como ponente, a este Yoga Gallery de Menorca, por ejemplo. No creo que viviera de forma muy diferente a como vivió cuando estuvo entre nosotros.

PABLO D’ORS es sacerdote, autor de numerosos libros (como Biografía del Silencio, Los Contemplativos o Biografía de la Luz) y fundador de la red de meditadores, Amigos del desierto www.amigosdeldesierto.org.

Si quieres leer la entrevista completa en nuestra edición en papel, no te pierdas el número 139 de la revista Yoga Spirit. Para conseguirlo, llámanos al 916326251 o escríbenos a suscripciones@revistayogaspirit.es

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