El Vastu es un sistema ancestral de arquitectura y diseño, para hacer de tu hogar un santuario curativo. ¿Conoces esa sensación de calma inmediata en cuanto entras en una habitación limpia y ordenada? Puede que el mobiliario sea funcional y cómodo, y que haya mucho espacio despejado. O quizá tu mirada se ve atraída hacia un cuadro o una planta exuberante, y la luz entra suave- mente por una ventana. Esa estancia podría responder a los principios de un sistema arquitectónico indio ancestral llamado Vastu. Al igual que por medio de la práctica de Yoga cultivas el prana (fuerza vital) en tu cuerpo, el Vastu puede ayudarte a generar un flujo positivo dentro de los espacios físicos.
La alineación de las estructuras
El Vastu ofrece orientaciones para la construcción de edificios (templos, comercios y hogares) y para la disposición del mobiliario y los objetos para maximizar la energía vibratoria positiva. El Vastu se centra en la alineación de estructuras conforme a las leyes de la naturaleza al someterse a las orientaciones cardinales que aprovechan la energía del Sol y al respetar a los cinco elementos: tierra, agua, fuego, aire y éter.
El fin último del Vastu
La finalidad última del Vastu es gestionar la energía dentro de un espacio, de forma similar a como el feng shui chino cultiva el Qi (la energía universal) para generar armonía entre las personas y sus entornos. Se estima que esta ciencia hermana del yoga, el ayurveda, y el jyotish (astrología védica) es miles de años anterior al feng shui, y que sus orígenes se remontan a los Vedas.
EL DIAGRAMA
Tradicionalmente, el Vastu se centra en la organización de edificios conforme a un diagrama llamado el Vastu Purusha Mandala –un mapa geométrico que simbólicamente representa el cosmos–. Este plano permite el flujo de energía positiva mediante la imitación de patrones propios de la naturaleza. El diagrama de mandala de una estructura se posiciona de modo que su perímetro se alinee mejor con las fuerzas solares y cósmicas. «La geometría actúa como un diapasón para darle a la casa la energía terrestre y estelar necesaria para que esta vibre con las enriquecedoras fuerzas cósmicas», explica el diseñador Vastu Michael Borden.
Cada diagrama de mandala, con independencia de sus dimensiones, tiene esquinas y áreas centrales asociadas con las energías elementales de la tierra, el aire, el fuego, el agua y el éter –y las habitaciones, mobiliario y electrodomésticos se ubican para corresponderse con los respectivos elementos y potenciar sus beneficios.
En zona nordeste de la casa domina el elemento agua y se destina al espacio relajante para la meditación. El sudoeste retiene la tierra y por ello es el lugar idóneo para el descanso profundo. El sudeste congrega el fuego, y tradicionalmente es el lugar reservado para la cocina. La región del noroeste delimita el aire, lo cual incita al movimiento y el intercambio de ideas, y es ideal para el cuarto de estar o el espacio común. El elemento éter se concentra en el sector central, considerado una zona sagrada que debe permanecer abierta para que su energía poderosa pueda propagarse hacia fuera y llenar de energía todo el espacio.
CONSEJOS PARA EQUILIBRAR LA ARMONÍA
- El centro es sagrado. La región media de una casa o edificio, denominada brahmasthana («integridad establecida» en sánscrito), es el punto central en el cual converge y se dispersa toda la energía. Se dice que es la zona más divina y poderosa del espacio, y por tanto debe dejarse abierta, sin muebles ni cables para así permitir el flujo de prana.
- Crea un santuario. Según el Vastu, la zona noreste de una casa
se vincula al elemento del agua y se considera un espacio relajante. Es ideal para la creación de una zona zen en la que puedas profundizar la práctica del yoga y la meditación. Erige un altar allí con algunos objetos sagrados y mantén las cortinas abiertas todo lo posible para invitar la entrada de luz. - Organiza. Haz caso a Marie Kondo y deshazte de cosas. El desorden tiene una fuerza energética negativa que puede lastrarte y generar estrés. Cuando las superficies están limpias y desnudas, la energía positiva fluye.
- Relaja los colores. Los tonos terrenales, apagados son relajantes y refuerzan la sensación de conexión con la naturaleza. Emplea un acabado suave mate que oculte las imperfecciones.
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