Estamos atravesando un periodo largo e intenso que nos ha sometido a grandes cambios de hábitos en tiempo récord, una aceleración tecnológica sin precedentes y la integración del teletrabajo, adelantando una década de golpe y porrazo. El estrés no podía faltar en una transformación de semejante calibre, ya que es imposible que esto no pase factura, aunque haya muchas consecuencias positivas en paralelo. La meditación es una herramienta muy potente que nos permitirá hacer frente a estos tiempos.
Por Carla Sánchez Fotos: Shutterstock
Todavía sentimos los efectos sociales y psicoemocionales del huracán «Pandemia», pero quedan más por llegar. Cada cambio es un proceso de aprendizaje y hemos descubierto, entre otras cosas, que el teletrabajo, además de parecer la panacea de la productividad, puede consumirnos. Así mismo, hemos detectado que nuestro sistema de trabajo en general atenta contra el equilibrio personal a todos los niveles.
Una vez más, la solución parece estar en nuestras propias manos. De nosotros depende cultivar un esquema de rutinas amables y sostenibles que nos ayude a lidiar con tanta exigencia, con un entorno en constante cambio y con nuestras propias emociones. Ahora, más que nunca, es importante desarrollar herramientas propias. La meditación es, sin duda alguna, una de las mejores.
Pero, ¿entiendes de verdad qué es la meditación?
Meditar es una de las formas más efectivas de reducción del estrés y gestión de las emociones que existen. Numerosos estudios científicos han demostrado los múltiples beneficios que esta práctica ancestral y universal tiene que ofrecer a nuestro caótico, exigente y acelerado estilo de vida.
Antes, un poquito de historia
Se cree que la meditación existe en India desde hace unos 5.000 años y que se fue extendiendo por otros países de Asia, integrándose en diferentes religiones y culturas hasta llegar a nuestros días. En la actualidad, la meditación se practica en todo el mundo. Que elijas una técnica u otra dependerá más bien del objetivo que quieras alcanzar, ya que es un recurso muy versátil y todas las corrientes son válidas y efectivas.
Meditar puede ayudarte a serenar tu mente, a tener mayor conciencia emocional, a mejorar la concentración, a conectar más con tu cuerpo, a ser más consciente de lo que haces y cómo te sientes en cada momento o a cultivar paz interior, por dar varios ejemplos. Pero también es necesario desmitificar algunas ideas que solo crean confusión.
Meditar no es…
Dejar la mente en blanco (básicamente imposible), no es una relajación, ni consiste en evadirte, ni se trata de escapar de la realidad o de no pensar. Tampoco es autohipnosis, ni es un esfuerzo mental, ni una técnica de visualización. Y, definitivamente, la meditación no es algo religioso.
Meditar sí es…
¡Todo lo contrario a lo anterior! Es un potente entrenamiento mental y emocional dirigido a conectar y aceptar nuestro presente, circunstancias, emociones, sensaciones… Aceptarnos a nosotros mismos, a los demás y al entorno integrando la realidad que nos rodea sin juzgarla. Existen muchos enfoques y técnicas de meditación y todos ellos son lícitos y correctos.
“La felicidad no está en otro lugar sino en este lugar, no en otra hora, sino en esta hora.”
Walt Whitman.
Vivir el momento presente en la meditación
La mente tiende a oscilar entre temas del pasado (recuerdos dolorosos, tiempos mejores, asuntos no resueltos, rencores, pérdidas…) y proyecciones hacia un futuro impredecible (cómo será mi vida dentro de 15 años, el miedo a la vejez, incertidumbre profesional, inseguridad en el plano amoroso…). Esa predisposición a darle rienda suelta a un diálogo interno que suele ser bastante tóxico, nos desconecta de lo que ocurre de verdad en el día a día, nos perdemos lo que pasa en realidad, es decir, en el presente.
Uno de los objetivos de la meditación es ayudarnos a desarrollar la capacidad de presencia y atención en la vida cotidiana y en el momento presente. Imagina si hicieses cada cosa con conciencia plena, ¿cómo sería ese día a día? Por ejemplo, tardarías menos en finalizar tus tareas, estarías mucho más concentrado, lúcido y optimizarías mejor tu tiempo.
Disfrutarás de pequeños gestos cotidianos
Fuera de lo profesional, ¡disfrutarías más de todo! Te lo aseguro. De cocinar la cena, de tener una conversación con alguien o dar un simple paseo. En otras palabras, estarías viviendo lo que pasa en lugar de darle vueltas a la cabeza continuamente y vivir en otra parte. El momento presente es lo que sucede aquí y ahora, en este instante en el que lees. Es el punto entre el pasado y el futuro y es imposible que algo exista fuera de él. Detente a pensarlo porque ahí está la clave. Ahora que tenemos un poco más claro qué es y para qué puede servirnos meditar, vayamos al plano práctico.
¿Cuándo es mejor meditar?
No hay un horario ideal para la meditación. Algunas tradiciones orientales sugieren que al amanecer y otras al atardecer, pero nuestra exigente agenda marca la pauta y en Occidente meditamos cuando encontramos hueco. Te puede ayudar saber que cada horario tiene un efecto distinto para que te organices mejor.
Toma nota de las horas de la meditación:
- Por la mañana: 10 minutos de meditación ayudan a comenzar el día como un lienzo en blanco, a soltar las expectativas sobre la jornada, establecer una intención que te acompañe (hoy será un día positivo, hoy seré muy productivo, hoy me mantengo en calma ante los conflictos…) y a tener una actitud serena frente a lo que pueda surgir.
- Por la tarde: ayuda a hacer un pequeño descanso mental y a elevar la energía. A procesar lo que ha sucedido hasta el momento para después soltarlo serenando el pensamiento y el diálogo interno, perfecto para volver a conectar con la actividad desde la calma y con claridad.
- Por la noche: meditar antes de dormir es una forma ideal de dejar atrás los acontecimientos del día, pasar página dejando a un lado las tensiones del trabajo, reconectar con nuestro espacio personal y favorecer también un sueño profundo y reparador.
Menos es más
Durante la semana, vamos todos acelerados y arrastrando una falta de tiempo preocupante, por lo tanto, pasar de meditar de vez en cuando a dedicarle una hora, es un salto insalvable que te hará procrastinar. Mejor ir poco a poco. A veces, también renunciamos a meditar porque pensamos que si lo hacemos solo un ratito no funcionará. Sin embargo, ¡es mejor 5 o 10 minutos que no hacerlo!
Algo tan simple como cerrar los ojos, respirar conscientemente y observar cómo te sientes física, mental y emocionalmente, aunque sea en versión exprés, siempre van a ayudarte a hacer una pausa de silencio y tendrá un efecto positivo en ti. Y si no estás habituado, nada como un audio de meditación guiada para acompañarte y que tengas una buena experiencia. Si podemos ponérnoslo fácil, ¿por qué no hacerlo?
¿Cómo debería sentarme a meditar?
No es necesario sentarse con las piernas cruzadas o en posturas imposibles si no te resulta cómodo; es mucho más simple y adaptable a tu edad, condición física y costumbres.
Lugares de meditación:
> Sentado en una silla: con la espalda bien recta, apoyada o no, los pies separados al ancho de las caderas, los brazos relajados y las manos sobre los muslos, en el regazo una encima de la otra.
> Sentado en el suelo: sin apoyar la espalda o apoyándola en la pared, con piernas cruzadas o estiradas. Sentarse sobre un cojín duro ayuda a crear comodidad y a mantener la columna recta sin esfuerzo y también hay taburetes específicos de meditación.
> Tumbado boca arriba: esta posición solo se recomienda a personas que tienen molestias de espalda, piernas o circulación y que no se duermen fácilmente. Si no te pasa nada de eso, mejor sentado ya que corres el peligro de echarte una siesta sin quererlo.
Sea cual sea la postura, lo importante es favorecer la buena posición de la columna. Tan simple como llevar los hombros ligeramente hacia atrás y hacia abajo relajadamente para abrir el pecho y asegurarnos disfrutar de una respiración amplia y tranquila.
Los beneficios de la meditación son un 360°
- > Aporta mayor conciencia de uno mismo
- > Reduce el estrés y sus consecuencias físicas y emocionales
- > Desarrolla la autoconfianza
- > Ayuda a gestionar los picos de ansiedad con más control
- > Fortalece el optimismo y emociones positivas como la aceptación, la compasión y la gratitud
- > Aumenta la fortaleza mental y la concentración
- > Ayuda a gestionar los miedos y los comportamientos impulsivos
- > Ayuda a establecer conexiones sociales sanas
- > Ayuda a gestionar las patologías psicológicas como la depresión, la ansiedad, Tocs y otras enfermedades
- > Mejora la memoria y potencia la creatividad
- > Eleva los niveles de vitalidad y mejora el sistema inmune
- > Reduce la presión arterial
- > Alivia los dolores de cabeza
- > Mejora la calidad de la respiración y el rendimiento cerebral.
Mindfulness o el arte de la atención plena.
Preguntaron a Buda: ¿Qué practican usted y sus discípulos? Buda respondió: «Nos sentamos, caminamos y comemos» Pero señor, todo el mundo se sienta, camina y come… Y Buda dijo: «Cuando nosotros nos sentamos, sabemos que estamos sentados. Cuando caminamos, sabemos que estamos caminando. Cuando comemos, sabemos que estamos comiendo…».
Mindfulness y meditación son términos que también generan muchas dudas. Se han puesto de moda y para bien, pero internet está plagado de información sobre los beneficios de estas disciplinas, palabras que suelen usarse por igual. Por eso, es normal que, si te estás iniciando en cuidar tu mente, es posible que te resulten un poco confusos.
Es cierto que ambos conceptos están muy relacionados, pero no son exactamente lo mismo. El mindfulness es una cualidad, podríamos decir que es nuestra capacidad de prestar atención plena y describe un estilo de vida que se puede cultivar en todo lo que hacemos.
Puedes empezar a entrenar la meditación desde ya
Porque actuar con atención plena consiste en estar presente en cada momento, de darte cuenta de lo que haces, piensas y sientes cuando realizas acciones tan sencillas como lavarte el pelo, conducir o tomarte un café con un colega. Hoy en día, también se han desarrollado programas de crecimiento personal y gestión del estrés basados en estos principios y se puede acceder a cursos para aprender distintas técnicas y dinámicas que te ayudarán a poner en práctica esta forma de vivir. Uno de los impulsores del mindfulness como se conoce en Occidente es Jon Kabak, por si te interesa profundizar en el tema.
Sin embargo, me gustaría hacer hincapié en que hay que diferenciar entre filosofía mindfulness y metodología mindfulness. No hace falta que te apuntes a un taller de diez semanas para empezar a practicar la atención plena. En esencia, es más bien una actitud que puedes empezar a entrenar desde ya. Lo que sí es correcto es que meditar es una herramienta mindfulness, es decir, nos ayuda a vivir y actuar con atención plena. Es ahí donde se produce la conexión.
CARLA SÁNCHEZ, Co-fundadora de The Holistic Concept.
Tanto si estás empezando a meditar como si tienes una práctica sólida, te invito a descubrir la plataforma www.theholisticconcept.app, donde encontrarás audios y sesiones en vídeo de meditación que puedes seguir desde cualquier dispositivo y cuando tú quieras. ¿Mi mejor consejo? Aprende a parar, explora y cuídate como te mereces, te aseguro que tu cuerpo y tu mente lo agradecerán.
Si quieres saber más sobre meditación, mindfulness y atención plena, no te pierdas el número 123 de tu revista Yoga Journal España. Para conseguirlo, llámanos al 916326251 o escríbenos a suscripciones@revistayogaspirit.es