¿Acabas de formarte como profesora de Yoga, tienes ya varios años de experiencia en la enseñanza, o te gusta el Yoga y estás planteándote tu escuela? Aquí te contamos la experiencia de Beatriz Gómez Medina, profesora de Yoga y Meditación desde 2006, fundadora y codirectora de Yoga Space, en Majadahonda (Madrid).
La intención de este texto es que te sirva. Sin embargo, tú ya sabes que lo importante es afianzar tu propio discernimiento y mantener la conexión con tu sabiduría inherente. El origen de la escuela que fundé y codirijo fue un profundo anhelo que apareció durante mi formación como profesora. En septiembre de 2009 tuve la oportunidad de crear Yoga Space, en medio de la crisis económica de 2008. En ese momento me avalaban dos diplomas de profesora de Yoga, 700 horas de formación, dos años dando clases en varios centros, y estaba realizando la Formación de Profesores en Anusara Yoga de 200 horas aprobadas por Yoga Alliance.
Por Beatriz Gómez Medina
El verdadero aprendizaje tenía lugar mientras impartía las clases y gestionaba la escuela, conciliando todo esto con mi maternidad, pues tenía un bebé de un año. Gestionar la escuela me demandaba la atención personalizada a alumnos y futuros clientes, organizar e impartir clases y cursos, la gestión económica y la publicidad. Y encontrarme con personas reales, con sus limitaciones y necesidades específicas que tenían poco que ver con lo que había aprendido hasta entonces. Las formaciones de Yoga me habían conectado con la gracia y la disciplina de mi práctica dentro y fuera de la esterilla. Pero tuve que adaptar la pedagogía aprendida a lo que los practicantes requerían y a lo que yo podía humanamente ofrecer.
Yoga Space se mantiene abierta a día de hoy, ya hace casi 14 años, tras atravesar las crisis económicas y sanitarias que cono- cemos. Los 7 primeros años me ocupé yo sola, como autónoma, siempre con el apoyo de algún buen profesor, hasta que apareció mi actual socio, José Luis Sanguino, profesor de Yoga Iyengar, osteópata y kinesiólogo.
«Llevar una escuela de Yoga es como mantener un asana»
Es lo más parecido a mantener el alineamiento en una postura invertida de equilibrio, estable desde un buen enraizamiento, respirando en calma, en una expansión energética amable. Y, al salir de la postura, seguir aplicando en tu vida y en tu trabajo los principios éticos que sustentan todo el Yoga. Es como tener un velero en medio del océano, sujeto a las fuerzas del viento y del mar y dirigido por la fuerza del propio espíritu. A veces, la creación de una empresa surge de una fuerza interior incuestionable que da forma a todo el proceso. En este ímpetu es aconsejable poder ver tanto el ideal como la realidad, e ir ajustando las velas sobre la marcha.
Aunque seamos profesores de Yoga, padecemos igualmente la presión de este sistema económico y fiscal. Enseñamos cómo gestionar el estrés y mantener una buena salud. Por eso es esencial cuidar nuestra propia salud por encima de todo.
Tener o no tener
A la hora de abrir una escuela, conviene valorar la situación y la naturaleza de la persona. Hay quien emprende desde una seguridad económica que le puede cubrir si la empresa no sobrevive. Pero para la mayoría, su escuela de Yoga es el único sustento día a día. Puedes tener tu escuela sin asociarte o tener la suerte de contar con un buen socio. Para mí, compartir con otra persona la responsabilidad y el trabajo me da tranquilidad mental y emocional, además de ser una experiencia creativa y gratificante que saca lo mejor de mí.
Tener tu propio centro te da cierta libertad de elección y te permite conciliar tu trabajo con tu vida familiar; por otro lado, es difícil descansar, porque la empresa la llevamos dentro de nosotros, día y noche, fines de semana y vacaciones.
No tener una escuela te libra del peso y la responsabilidad que conlleva sostenerla a todos los niveles, pues es sustento para ti, para tu socio y para el resto del equipo. Pero también dependes de aquel que te proporciona el trabajo y de sus propias circunstancias, ya sea una escuela de Yoga, un gimnasio o un ayuntamiento.
Espíritu y materia
Los profesores tenemos un compromiso con la práctica física y espiritual del Yoga, además de una vocación de servicio. Esto puede entrar en conflicto, en el nivel de las creencias, con la posibilidad de tener, no ya un éxito económico, pero sí al menos una estabilidad, una justicia económica. Y muchas veces ofrecemos este trabajo gratuitamente, aunque sea nuestra única fuente de ingresos.
Ocurre que los profesores de Yoga no solemos tener formación empresarial o experiencia en los negocios. Aun cuando podamos tener habilidades que nos proporcionan haber trabajado en empresas multinacionales, o en recursos humanos y gestión de grandes presupuestos, todo suele cambiar cuando la empresa es pequeña y es tuya. Porque depende de tu energía, de tu salud, de tu tiempo, de tu inteligencia, de tu disponibilidad, que se van a ver inevitablemente afectadas por las circunstancias personales, vitales y familiares, y también por el escenario social y económico global.
A veces el amor, el trabajo, la vocación, la bondad y la práctica espiritual no son suficientes para sostener un negocio en toda circunstancia. Al menos en España, la mayoría de las escuelas de Yoga no obtienen beneficios económicos, son más bien un servicio a la comunidad y una forma de autoempleo, que no proporciona ingresos los 12 meses del año, sino más bien 8 o 9. Porque la asistencia de los practicantes de Yoga se ve afectada por las vacaciones, la vida familiar, y su propia disciplina para el autocuidado.
Tener una escuela de Yoga tiene, eso sí, grandes beneficios espirituales, si se realiza esta labor con integridad, resiliencia y buen humor.
El trabajo con personas
En una pequeña empresa, formada a veces solo por ti, o por ti y tu socio, a veces con el gran apoyo de algún profesor o colaborador a tiempo parcial, no tienes a tu disposición grandes departamentos de contabilidad, mantenimiento, informática o marketing. Eres tú y un reducido equipo intentando hacerlo todo de la mejor manera posible.
Es esencial honrar a tus compañeros de equipo y a los alumnos, con ar en ellos, valorar su trabajo, de la misma manera
que deberíamos hacer esto con nosotros mismos. Y establecer lazos de honor y lealtad. Hay que estar ahí para escuchar a todas esas personas que ponen su confianza y su cariño en ti y en tu escuela. Y es necesario crear un equilibrio entre nuestra empatía natural y los límites saludables que debemos establecer para cuidar de nuestra vida personal y familiar.
En resumen, mantener abierta una escuela de Yoga en medio de los desafíos te reconecta con la fuerza de tu espíritu, te lleva a despojarte de todo peso innecesario y de toda apariencia: te conduce a sostenerte en la gracia y en la belleza de lo Real.
Por eso, deseo con verdadero aprecio las mayores bendiciones para tu escuela. Disfruta de este camino de sabiduría y soberanía.
Mis consejos que te pueden ayudar
- Cuidarse a una misma, a uno mismo, en primer lugar. l Contar con alguien de confianza en quien delegar lo
- que uno no puede abarcar.
- Tener algo que nos ofrezca sustento o apoyo.
- Generar un equilibrio entre el dar y el recibir.
- Fomentar en la gestión de la escuela un equilibrio entre integridad, resiliencia y buen humor.
Desorientaciones habituales
- Creencias y condicionamientos mentales que no nos dejan ver las situaciones y circunstancias con claridad y ecuanimidad.
- Falta de conocimiento o apoyo en el aspecto fiscal, económico y financiero.
- Convicción de que uno mismo tiene que hacerlo todo. l Negarse a comprender la diferencia entre ser profesor y ser empresario.
Dificultad para establecer ciertos límites saludables.
BEATRIZ GÓMEZ MEDINA es profesora de Yoga y Meditación desde 2006. Fundadora y codirectora de Yoga Space en Majadahonda (Madrid). www.yogaspace.es