“La práctica real es la vida misma”
Tras un largo fin de semana de experiencias pudimos charlar a fondo con Andrei Ram y hacerle algunas preguntas acerca de su manera de entender el Yoga, la intuición, y la aplicación de todas estas prácticas a nuestro día a día.
Por Lucía Passardi.
Fotos: Fabio Filippi y Manuel Tama
En el año 2003, trás años de autopráctica y búsqueda personal en el camino yogui, Andrei conoció a su maestro Sri Dharma Mittra en NY, con el cual permaneció diez años en continua formación y completa dedicación a las prácticas de este linaje. Se convirtió pronto en su asistente y tuvo el honor de ser profesor senior en el Dharma Yoga Center y dirigir la escuela junto a su maestro.
Durante el congreso organizado el pasado mes de mayo por Yoga One, tuvimos la oportunidad de conocer el Dharma Yoga y el Yoga Nidra de la mano de Andrei.
YOGA JOURNAL. Andrei, durante la sesión de yoga Nidra, en lugar de darnos instrucciones nos pedías que directamente siguiésemos nuestra intuición. ¿Qué es para ti la intuición y cómo podemos reconocer procesos intuitivos en nosotros y diferenciarlos de otros procesos mentales?
ANDREI RAM. Sí, podemos confundir muy fácilmente la intuición con el instinto y hasta con el sentido común. El sentido común tiene un componente de racionalidad, y esta racionalidad cambia dependiendo de la cultura. El instinto es una información y una reacción que viene a través de los sentidos. Los animales al tener más desarrollada su parte sensorial tiene mucho más instinto que nosotros. La intuición es algo más profundo, pues no se trata de una reacción mental a un estímulo sensorial, ni tampoco viene de la capacidad de racionalizar. Cuando una madre siente algo de su hijo, el lugar de donde viene no es ni racional ni es tampoco instintivo, porque los sentidos no pueden estar en todo lo que está ocurriendo. La intuición viene de la conciencia, y la conciencia subyace a la mente. La conciencia es un solo océano que todos compartimos, y cuando tenemos acceso a ese océano de sabiduría somos capaces de entender una interconexión con el todo, y es entonces cuando tenemos reacciones intuitivas.
YOGA JOURNAL. ¿Es quizás la filosofía o la cultura oriental más sensible a estos procesos intuitivos?
ANDREI RAM. Lo que ocurre en el plano de la conciencia es algo que sabemos con certeza aun cuando no lo hemos comprobado científicamente. Ahora todos sabemos que la tierra es redonda, por ejemplo, pero hubo un tiempo en que esto no estaba comprobado científicamente pero ya existía, sin embargo, el conocimiento para muchas culturas ancestrales de este hecho. Y su forma de acceder a esa verdad era diferente de los métodos científicos experimentales de hoy. El problema en occidente es que estamos bajo el imperio de la razón, nos regimos por el principio de Descartes “pienso, luego existo”, y eso no tiene más que unos cientos de años. La racionalidad es solo una parte de la gran capacidad mental. Los sistemas ancestrales como el yoga te permiten entrar en la conciencia. Al reducir o suprimir las fluctuaciones de la mente, tal como describen los textos, tenemos mayor acceso a la conciencia, que es el campo de lo intuitivo.
YOGA JOURNAL. ¿Cómo nos ayuda la práctica, dentro y fuera de la esterilla a ser más intuitivos?
ANDREI RAM. Lo que hacemos con la práctica es acercarnos a ese lugar de conciencia pura y unificada, nos entrenamos para acceder a ese lugar, y para que en el día a día eso ya esté más accesible. Yo a veces percibo la práctica como un laboratorio, y la práctica real es la vida misma. En la sala de práctica te estás formando en un ambiente ideal y propicio para ir encontrando esas otras esquinas y niveles de tu ser que normalmente no estimulamos, y luego viene lo más complicado que es salir al mundo e integrarlo. Y es aquí donde tenemos un gran reto hoy en día, pues el yoga fue creado en un contexto muy determinado, muy masculino, muy asceta, que nada tiene que ver con la vida de los practicantes de ahora. El yoga sutra está más enfocado a la parte asceta, al aislamiento primero y necesario para poder purificarse uno mismo, y el Bhagavad Gita habla de cómo encarnar esos valores aprendidos en el camino del yogui, en el camino asceta, y encarnarse en la humanidad, a través del karma transformarse en dharma, cuyo camino es la integración. Donde las herramientas aprendidas en el camino del yogui son integradas y trascendidas para ponerse al servicio de la vida con los demás.
YOGA JOURNAL. ¿Es fácil quedar atrapados en esa primera fase de asceta, de aislamiento?
ANDREI RAM. Sí, lo es, porque puede crear adicción y escape. Muchos en algún momento de nuestro proceso hemos confundido liberación con escape, donde nos metemos en una burbuja espiritual, donde tienes la sensación de que estás más cerca de la liberación, cuando en realidad lo que estás haciendo es evitar el verdadero proceso de esa liberación.
¿Cómo podemos evitar caer en esta trampa, y cómo convertimos toda esta teoría en práctica para la vida?
ANDREI RAM. Con el ejemplo. Yo he tenido la suerte de vivir al lado de mi maestro diez años y ser testigo de cómo lo integra él. Él me enseñó que hay una forma de ofrecer el yoga más integradora, sin que tengas que pasar por el aislamiento, hay un “midle way”, y eso es lo que tenemos que desarrollar en nuestro trabajo, que desde el comienzo sea una herramienta integradora, para que el yoga esté al servicio de la vida y no que la vida se vuelva el yoga.
Sin embargo, la realidad es que hoy en día las personas que se forman para enseñar no pasan mucho tiempo con un maestro experimentado –muchas formaciones son tan solo de 200 horas, algunas más completas de 500 horas– pero no estás diez años junto a un profesor avanzado.
Es justamente lo de las formaciones lo que ha denigrado el yoga, puesto que se han originado con un fin puramente económico y no con un fin de formación. Y hay una organización que se llama Yoga Alliance, que se supone tiene los estándares reconocidos para las formaciones, pero en realidad, esta organización no deja de ser un grupo de personas que han decidido esto porque sí. Antiguamente se reconocía la transmisión del linaje, envestida por un maestro. Antes, cuando no habían formaciones, solo los practicantes que tenían una práctica bien consolidada de muchos años compartían. Hoy en día los que enseñan se forman como profesores pero no como practicantes. Por eso yo hago entrenamientos, pero no hago entrenamientos de profesores, hago entrenamientos para practicantes. Porque si no eres practicante, ¿qué vas a compartir?