Durante este confinamiento, muchas personas han podido seguir sus clases de Yoga online a través de internet. Por eso, agradecemos la generosidad de aquellos profesores que han compartido sus prácticas y conocimientos en la Red. La profesora Marina Buedo nos cuenta su opinión sobre las clases por vía telemática, sin perder el espíritu ni la filosofía del Yoga.
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¿Yoga online, se puede mantener la esencia?
Vivir, practicar y enseñar Yoga hoy plantea nuevos equilibrios y otras caras de unas monedas recién acuñadas. Más acordes con nuestro estilo de vida, sin perder los beneficios que la disciplina milenaria planteaba desde la tradicional y clásica relación entre maestro-alumno.
Por Marina Buedo, profesora de Hatha Yoga
Vinyasa, Yin Yoga y Yoga Prenatal.
Nada más levantarme, bajé las escaleras hasta la cocina y calenté un poco de agua con limón. Me senté en silencio. Mi perro Spot, cargadito de energía mañanera, no tardó en tirarme de la manga del jersey para que me levantara. El temporizador del móvil todavía no había sonado, así que me quedé un rato más. “Hoy es día de grabar las clases online y necesito estar despejada y concentrada”, pensé. Después del paseo con Spot, me senté en el sofá a responder preguntas y dudas de mis estudiantes online.
What?! ¿Estudiantes online?
Casi religiosamente, los martes a las 19:00 h cuelgo una clase de Yoga en la plataforma Youtube. Es para que las personas puedan practicar de manera gratuita desde sus casas. Si tienen alguna duda, pueden dejarla en la sección de comentarios de la clase correspondiente, enviarme un mail o escribirme por alguna red social. Sé que esto puede sonar algo raro para los profesores más tradicionales. ¿Puede una profesora enseñar de verdad sin ver al estudiante? ¿Cómo puede este saber si está haciendo lo correcto? Y en caso de que no lo sepa, ¿se practica de manera segura?, ¿hay riesgo de lesión?
Soy consciente de que existen críticas a los cursos y clases de Yoga online por el hecho de que las enseñanzas sean a través de una pantalla, y se omita, en gran parte, la relación personal maestro-alumno.
Personalmente, creo que nos encontramos en un momento histórico que empezó hace relativamente poco y está evolucionando muy rápido. Por este motivo, creo que para algunas personas estos cambios se les pueden estar atragantando un poco (lo cual no juzgo y entiendo totalmente).
Retos evolutivos
El caso es que, si hacemos un pequeño viaje en el tiempo y miramos hacia atrás, nos damos cuenta de que el Yoga ha sido una disciplina dinámica. Ha ido cambiando con el paso del tiempo y adaptándose al momento histórico, social y cultural que le ha tocado vivir.
Desde la sociedad védica (hace casi 10.000 años), donde encontramos las raíces del Yoga, a los Upanishads y los Sannyasins. Estos eran los buscadores de espiritualidad que vivían en soledad en la montaña, buscando a un gurú para que les guiara. Al tantra, al Hatha Yoga (en la que palabra asana se usa por primera vez para referirse a algo parecido a lo que conocemos hoy). A los ascetas mercenarios de la época del Raj Británico, en India.
Suena un poco loco lo de ascetas mercenarios, ¡pero es cierto! Y de hecho aquí fue el primer momento en la historia donde se empezó a enseñar en grupo). Y destacó cuando se empezaron a utilizar las técnicas del Yoga para conseguir la independencia de India (¡esto también pasó!); la inmersión en la cultura del fitness. Y, por último, llegó el Yoga a internet, clases online, apps. y redes sociales.
Encontrar el equilibrio entre la tradición del Yoga y la tecnología
Desde mi experiencia, como estudiante de Yoga y profesora tanto presencial como online, opino que debemos vivir en el presente y encontrar el equilibrio. Esto nos permitirá continuar con la tradición yóguica y, a la vez, saber adaptarnos y aprovechar los beneficios que la tecnología nos ofrece.
Por un lado, es cierto que el contacto físico y personal con el profesor me sigue pareciendo importante. Corregir los asanas o cualquier otra técnica de Yoga que se enseñe en clase, es importante para para poder hacerlo de forma segura y eficaz. Así como lo es que varias personas practiquen Yoga al mismo tiempo, se muevan y respiren al unísono, creando una energía mágica.
Por otro lado, internet y las redes sociales han sido un factor determinante a la hora de dar a conocer el Yoga y expandir su popularidad (y beneficios) por el mundo. En pocos segundos, se pueden compartir enseñanzas sobre Yoga con miles –¡o millones!– de personas. E incluso, con muchas que no tendrían la oportunidad de aprender de ninguna otra manera.
Esto es Yoga
Para terminar, creo que hay que recordar que independientemente de la época que sea, el Yoga ha sido utilizado como herramienta para liberarnos del sufrimiento. También como un método de autodesarrollo físico, mental y espiritual. Y ahora, compartido a través de las redes, sigue cumpliendo el mismo propósito.
Acerca los principios del Yoga de una manera sencilla y amable, convirtiéndose en un bálsamo para los grandes males de hoy en día. Estos son el estrés y otros problemas de salud mental y física, causados por nuestro estilo de vida. Además, aporta algo inédito: la creación de vínculos entre profesores alrededor del mundo y entre profesor y alumno. Y aquí, no
han importado los kilómetros que existan de por medio.
Porque al final, ¿qué es el Yoga? Es unión, sintonía, conexión, alma, es desconectar para conectar con nosotros mismos, con la vida, con nuestra verdadera esencia y con todo cuanto nos rodea. Es paz interior. Es saber parar. Es, al fin y al cabo, una bonita forma de volver a nosotros mismos. Así podemos ser la mejor versión de cada uno con nosotros mismos y con el resto de personas. Por ello, a pesar de cuál sea el medio, la finalidad es siempre la misma. Crecer para aportar al mundo lo mejor que llevamos dentro.
MARINA BUEDO es profesora de Hatha Yoga Vinyasa, Yin Yoga y Yoga Prenatal en los Países Bajos. Imparte talleres en España y es la creadora del canal de Youtube de Yoga online en castellano con más seguidores. Más sobre ella en: Instagram: @marinabuedoyoga
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