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Gopala: acercando el Yoga al poder judicial

by Redacción
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Quizá un signo de madurez espiritual sea la capacidad de «vivir el Yoga» en aquellos ámbitos de nuestra vida que parecen no ser los más propicios o receptivos. Por ejemplo, en un ambiente profesional competitivo. Hoy hablamos co Gopala, alguien que lleva años compartiendo las enseñanzas tradicionales yóguicas de sus maestros en el exigente entorno del mundo jurídico.

Por Elena Sepúlveda

Gopala para los yoguis y José María Márquez Jurado para sus compañeros en el Consejo General del Poder Judicial, es poeta, profesor de Yoga y jurista. Además de una presencia habitual en nuestras páginas, donde nos regala las perlas de sabiduría de Swami Sivananda que encontráis en cada edición. Hoy queremos conocerlo mejor y que nos hable de su pionero programa de Yoga para jueces y juezas.

Las palabras de Gandhi y un libro: así empezó todo

YOGA JOURNAL: Empecemos por el principio… Cuéntanos cómo llega Gopala al Yoga (o el Yoga a ti) y cuándo. GOPALA. La primera vez que oí la palabra «Yoga» fue en un texto de Gandhi y en relación con la no-violencia, que era algo que me atraía sin saber muy bien por qué… Yo creo que no elegimos a nuestros maestros, sino que los maestros te eligen a ti. Es una cuestión de sincronía: cuando se está preparado, aparece el maestro.

En mi caso, cayó en mis manos El libro del Yoga, de Swami Vishnudevananda, hace ya más de 40 años. Las posturas me llamaron la atención, comencé a practicarlas, busqué un centro de Yoga (a mediados de los 70 no había muchos en España) y recalé en el centro de Yoga Sivananda Vedanta. Ese fue mi comienzo: palabras de Ahimsa de Gandhi y luego el libro. Empecé muy poco a poco, no me zambullí de cabeza. Desde entonces, he pasado por todas las intensidades. Desde practicar más y a menudo, a menos y con menor frecuencia. Hasta que, finalmente, el Yoga se incorporó en mi vida completamente. Ahora mismo, siento que mi vida es puro Yoga.

Yo combino el estudio constante con el compartir, pero también hay otros que me acompañan a mí y siempre está ahí ese deseo, ese anhelo de alcanzar la divinidad, de disolverse. Como cuando el afluente entra en el río y el río en el océano. Yo me siento agua y en algún momento quiero quedar completamente disuelto, sin identificación con Gopala y lo que él hace. Ese es el objetivo del Yoga: la disolución.

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Yoga para abogados, jueces, magistrados…

YJ: Parte de esa faceta de acompañar es el programa de Yoga para jueces, ¿no?
Sí, es una parte. Trabajo como gerente del Poder Judicial y, hace ya bastantes años, soñé con la posibilidad de compartir el Yoga con los jueces. Soy discípulo de un linaje donde se aprende a través del sistema Gurukhula. Guru es el maestro que despierta tu sabiduría y Khula es casa. Gurukhula es convivir con el maestro una temporada. Cuando convivía con Swami Vishnudevananda, él se enteró de que yo estudiaba Derecho y me dijo: «Gopala, tú acabarás enseñando Yoga a los abogados». Es algo que ahora hago y de lo que estoy muy satisfecho: acompañar a miembros de la carrera judicial (jueces, magistrados del Tribunal Supremo, además de compañeros de trabajo del Consejo General del Poder Judicial) en un programa de Yoga.

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La finalidad principal del programa es vencer la fatiga laboral. Los jueces se pasan la vida resolviendo conflictos y es una labor maravillosa. El número de conflictos jurídicos (y personales) que existe en el universo es infinito. ¿Pero quién resuelve sus conflictos personales? Mi idea era que se pudiesen beneficiar de la esencia del Yoga de una manera sencilla, y para ello desarrollamos un proyecto basado en el linaje Sivananda, que enseña cómo mejorar la técnica respiratoria, cómo hacer ejercicios físicos simples (en una silla, sin tumbarse en el suelo y sin esterilla), cómo acercarse a la meditación a través de la visualización y la concentración y mejorar esta última, y cómo incorporar pautas para transformar los pensamientos que generan ansiedad, malestar e irascibilidad en pensamientos que generen calma. Pero, sobre todo, enseñarles a ser conscientes de que la relajación es la condición natural del ser humano.

Siempre comienzo las clases con los magistrados presentándome, diciendo que soy José María Márquez y que soy el gerente del Consejo del Poder Judicial. Pero también digo que no vengo en mi condición de tal, sino que de Gopala, como profesor del Centro de Yoga Sivananda Vedanta. Les explico que comenzaremos con un principio de Sivananda que dice que un gramo de práctica vale más que una tonelada de teoría. Entonces les pido que cierren los ojos, algo que quizá nunca nadie les haya pedido en sus vidas como jueces. Lo siguiente es una relajación completa, pero sin explicarles qué es una relajación. Es como un Savasana tradicional donde se escanea el cuerpo, pero ellos están sentados. E incluso doy alguna instrucción respiratoria sin explicar el vínculo que hay entre la respiración y la mente. Cuando acaban, es cuando empieza todo. En esos 10 minutos ya se da una transformación.

¿Qué opinan los profesionales jurídicos acerca de incluir el Yoga en sus vidas?

YJ: ¿Es un módulo optativo dentro de su formación como jueces? ¿Qué recepción tiene?
Doy clase a dos colectivos judiciales: por un lado, los jueces en prácticas que ya han aprobado sus oposiciones y terminan sus estudios en la Escuela Judicial de Barcelona. Son personas jóvenes (27-29 años) que han pasado toda su vida estudiando y quieren acabar de estudiar para ponerse a trabajar. Algunos son más receptivos a estos cursos obligatorios de cuatro o cinco horas integrados en su currículo. Y otros menos.

El segundo colectivo son jueces que ya están trabajando en los juzgados. Aquí los cursos son optativos y muy populares. Porque cuando entran a formar parte de la carrera judicial se da un cambio y comienza la intensidad vital que genera estrés en sus vidas. A partir de ahí, tienen disponible este programa voluntario de gestión del estrés. ¿Y sabes qué? Hay lista de espera y es el curso más demandado en la actualidad. La jueza, el juez, es una persona con una gran responsabilidad, con un trabajo muy mental que no suele dejar en la oficina, sino que arrastra a la vida no laboral. Al generarse una gran fatiga mental, estas personas buscan activamente mecanismos para aliviarla.

El Yoga contra el estrés

YJ: Además de las técnicas de reducción del estrés y ergonomía laboral, ¿hay algo en los programas de filosofía o valores yóguicos?
Intento no introducirme en elementos filosóficos que puedan generar confusión y rechazo. No es cuestión de miedo, sino de utilidad. No obstante, hay personas que acuden a los cursos y que ya practican Yoga tradicional en esterilla. A ellos les enseño a adaptar pranayamas, asanas, mudras e incluso alguna kriya… Por ejemplo, tratak (usando una vela en el ordenador para que puedan mejorar su concentración mientras hacen una resolución).

Les enseño asanas que pueden practicar mientras realizan una vista pública. Como el magistrado tiene que estar sentado muchas horas, aprenden, por ejemplo, ejercicios de abrir y cerrar conscientemente los dedos, tanto de las manos como los pies, que se puede hacer debajo de la mesa para activar el sistema linfático y sanguíneo. O mudras, como Ganesha mudra, que se pueden hacer más abajo en vez del pecho y nadie lo ve. No le shablo de Ganesha, sino de los elementos energéticos de un mudra.

No nos olvidemos de la relación de los mudras con el sistema nervioso y cómo generan una energía concreta debido a la colocación y estructuración de las cadenas nerviosas y musculares que intervienen. Y por supuesto, también les enseño técnicas para descansar cuando acaba la vista pública y para prepararse para la siguiente, especialmente con la silla, que es un mundo mágico donde se pueden hacer casi todos los asanas, pero adaptados.

YJ: ¿Cuál es tu mayor satisfacción con estos programas de Yoga para jueces?
Para mí, el mayor logro es que haya una confianza del sistema judicial en el método de compartir Yoga, que ya hayan participado en el programa unos 2.500 jueces de los menos de 6.000 que hay en España y que lleve activo 20 años. Otro pequeño logro es que tenemos un manual y vídeos profesionales con ejercicios para todas las partes del cuerpo. Cuando los jueces y todos los trabajadores del Consejo General del Poder Judicial de España (unas 6.700 personas) entran en su portal web interno, tienen acceso con un clic a estos vídeos y pueden practicar.

La atención, la vida saludable y el Yoga son la clave

YJ: ¿Y cómo sacas tiempo para todo esto, para escribir libros de poemas y para dar clases de Yoga en el Centro Sivananda Vedanta, de Madrid, para congresos, retiros o seminarios?
Pues poniendo mucha atención. También jugando hábilmente con el tiempo, no durmiendo demasiado e intentando practicar asanas y pranayamas todos los días en distintas dosis. Y viviendo una vida saludable, activa y dinámica. Me cuesta poco poner proyectos en marcha porque veo mucha gente que necesita acompañamiento. Cuando yo he recibido tanto de mis maestros (que lo he recibido todo), no puedo hacer otra cosa que seguir compartiendo. El Yoga es una maravillosa técnica para revitalizar al ser humano, ¿y cómo no voy a trasladar esto a personas que sé que lo necesitan?

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La enseñanza es lo importante

YJ: Parece que la relación maestro-alumno se está perdiendo a medida que el Yoga se adapta a los estilos de vida occidentales. Quizá también por los escándalos que han surgido en muchas tradiciones. ¿Crees que nos hemos desencantado de los maestros?
Yo he aprendido en el formato Gurukhula, viviendo y estando cerca del maestro, y no puedo hablar mal de algo que me ha trasladado la enseñanza. Claro que siempre hay escándalos, son consustanciales a la condición humana. Pero lo importante en el linaje no es el maestro, es la enseñanza. En eso es en lo que yo me centro. ¿Que mi maestro se equivocó como yo me equivoco constantemente cuando comparto esta enseñanza? Hay maestros que se equivocan mucho, otros que se equivocan menos. Los seres humanos tenemos mucho que aprender de los que saben. Y yo siento la necesidad, a pesar de llevar más de 40 años enseñando, de solventar mis dudas con personas que saben más que yo, que van por delante de mí, sin estar por encima de mí.

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YJ: ¿Cómo sigues nutriéndote, aprendiendo e inspirándote?
Releo las páginas de quienes soy consciente de que saben mucho más que yo. Y lo hago cada día. Cada día renazco cuando me levanto por la mañana, medito, me voy a la oficina judicial o la yóguica. Cuando vuelvo al final de la noche, vuelvo a meditar, muero y renazco al día siguiente tan feliz. La vida es un ciclo de vida y muerte que se repite constantemente. Siempre te da la posibilidad de que, por muy mal que te haya ido en una vida (en un día), en la siguiente vida (el día siguiente), la cosa cambie completamente. Por eso es tan importante el último pensamiento que tenemos al final de la noche. Es mejor acostarse prestando atención a la filosofía de los grandes maestros que a los influencers de turno.

YJ: Gopala, ¿quieres decirnos algo más para acabar la entrevista?
Sí, tengo una invitación para los lectores y lectoras de esta maravillosa revista. A mí me gusta mucho utilizar un libro que se llama Así piensa Sivananda, donde compilamos 108 pensamientos de nuestro maestro. Hay una frase que forma parte del decálogo para sumergirse en la no-violencia, en Ahimsa: «A partir de hoy, no diré ni una sola palabra desagradable contra nada ni contra nadie». Comprometernos a este ejercicio constante es difícil pero tremendamente transformador. Es mi proclamación que intento mantener cada día y que quiero compartir con quienes lean estas palabras.

APRENDE MÁS

Para saber más sobre Gopala y este programa, visita gopala.es/Yoga-para-jueces/ Para saber más sobre los Centros de Yoga Sivananda Vedanta, visita www.sivananda.es

Si quieres saber más acerca de Gopala o de este programa que acerca la filosofía y práctica del Yoga a los profesionales del mundo jurídico, no te pierdas el número 127 de tu revista Yoga Journal España. Un

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