¿Qué es visualizar?
Los ojos son un importante órgano sensorial y suelen estar hiperalertas al el mundo exterior. La meditación con visualización puede ayudar a revertir esta tendencia natural. «Digamos que estás caminando por Broadway en Manhattan», dice Nikki Costello, profesora de yoga y meditación en Nueva York. «Tus ojos se ven atraídos por las luces de colores, los carteles de neón y los escaparates. Pero cuando te sientas a meditar, una visualización le ofrece a tu mente una imagen en la que centrarse y tira de tus ojos hacia dentro». La mente la sigue de forma natural y la meditación requiere menos esfuerzo.
La mayoría de las visualizaciones que enseña Costello se basan en imágenes de la naturaleza. Hablamos de luz, agua, tierra, cielo, y montañas. Son calmantes para los sentidos, tienen una cualidad de pureza y tienden a acercarnos al momento presente. La mente, según Costello, se relaja y la respiración se profundiza. Una vez somos capaces de relajarnos, entonces podemos invocar las cualidades de las imágenes que estamos visualizando. Aquí es donde la visualización puede ser transformadora. «La idea es concebir algo que sea calmante o equilibrador», asegura. «Si lo que quieres es aclarar la mente, entonces visualiza un cielo despejado. Si quieres sentirte con los pies en la tierra, visualiza una montaña. Infunde la cualidad de la montaña en tu interior».
Para Costello, las visualizaciones basadas en la naturaleza pueden ayudarnos a aprovechar el poder de nuestra vista y usarlo de un modo calmante y beneficioso. «La visualización puede guiarte para salir de un patrón de miras estrecho y llegar a otro más amplio y libre».
¿Para qué sirve?
La visualización es ideal para los aprendices visuales o la gente que aprende mejor con la vista. Si eres artista, pintor o diseñador, quizá las meditaciones con un sólido componente visual sean las más indicadas para ti. Si eres de los que recuerdas las caras fácilmente, pero te cuesta recordar nombres, seguramente es porque eres un aprendiz visual y podrías disfrutar con esta práctica.
¿Cómo practicarla mejor?
Empieza en una posición sentada con los ojos cerrados y la columna erguida. Permite que tu cuerpo vaya quedándose quieto gradualmente. Centra la atención en la respiración. Observa cómo esta entra y sale hasta asentarse en un ritmo natural y relajado. Después, centra tu atención en la columna. Siente su soporte interno desde la base de la pelvis hasta la coronilla de la cabeza. Deja que cada respiración aliente un poco más de espacio entre las vértebras, para así alargar suavemente la columna.
A continuación, imagina que la columna se transforma de una estructura sólida en un cálido y brillante rayo de luz. Del mismo modo que ves la luz pasando por una ventana o por las hojas de un árbol, visualiza cómo un rayo de luz cálida llena toda tu columna. A menudo vemos nuestros cuerpos como materia densa. ¿Puedes imaginar que esa luz de tu columna disuelve cualquier pesadez para que todas tus células se llenen de luz? Céntrate en esta imagen de luz infundiendo todo tu ser. Así te sentirás más luminoso y radiante durante los 5 o 10 minutos que te sientes a meditar.
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