Cada vez más, la práctica de yoga se emplea en el mundo laboral como una herramienta de trabajo para gestionar emociones, especialmente el estrés. Es ya común en muchas oficinas y colegios. Ahora también, en el Cuerpo de Policía Nacional de España.
Por Lucía Passardi.
Fotos: Susana Montero
El pasado mes de diciembre tuvieron lugar las segundas Jornadas de Regulación del Estrés Emocional. Basadas en técnicas de yoga para personal policial, esta iniciativa ha sido posible gracias a Antonio José Adán Muñoz, técnico del departamento de riesgos laborales de la Policía Nacional. Estas jornadas se han propuesto como parte del programa para la promoción de la salud en el colectivo. Yoga Journal ha conversado con Nadia Abselam, policía, profesora de yoga y estudiante de psicología, que junto a Antonio, organiza, gestiona e imparte clases en los talleres.
¿En qué consiste el proyecto?
Pionero en nuestro país, este programa se ha llevado a cabo por el Centro de Actualización y Especificación de la División de Formación y Perfeccionamiento (Madrid). Antonio, policía y licenciado en psicología, lleva años investigando diferentes técnicas para ayudar en la regulación del estrés para policías. Por su experiencia en primera persona, conoce la exposición emocional a la que se someten los agentes en su trabajo. Como lo expresa Nadia: “un policía se enfrenta y vive situaciones emocionalmente intensas. Es la persona que avanza y se adentra al lugar del que todo el mundo huye. Como seres humanos, no podemos estar preparados para todas las complejas situaciones que se nos presentan. Sin embargo, sí que podemos entrenarlas, no solo con diferentes ejercicios operativos, sino también con otras herramientas.
El yoga y las técnicas de mindfulness nos ayudan a hacer frente a situaciones hostiles. Nos apoyan recuperando y manteniendo el equilibrio físico y mental necesarios para desarrollar una profesión en la que tenemos que mantener la calma y mediar en situaciones caóticas y de máximo estrés”.
Para Antonio esta exposición tiene también sus riesgos, ya que puedes acabar insensibilizándote ante determinadas situaciones como medida de protección. Esto lo llevó a empezar a impartir talleres en 2008, desde sus conocimientos en psicología. Su objetivo era ayudar a regular el estrés de los policías, aunque con poco convencimiento de las herramientas cognitivo conductuales que manejaba. Después descubrió el mindfulness y se formó en Hatha Yoga. No obstante, ha sido un camino difícil. Hasta encontrar la fórmula para introducirlo en el cuerpo de la policía de manera oficial, pasó un tiempo. Suele haber mucha resistencia y desconocimiento sobre el tema.Ha tenido que ganarse la confianza de superiores y compañeros. Las primeras jornadas con yoga, en 2017, salieron a pesar de los obstáculos y críticas en redes. Hoy, aún se escuchan comentarios con cierta burla, pero para Nadia el hecho de que se hable del tema ya despierta curiosidad.
El yoga como herramienta
Nadia pone en valor, más allá de las posturas y técnicas, todo lo que esta tradición y filosofía trae consigo. Rompe con la cultura tan formal propia de la profesión. “El hecho de que haya que quitarse los zapatos al entrar y sentarse en esterillas, supone romper con nuestros formalismos habituales. De alguna manera nos pone en un lugar más vulnerable”. También ve muy necesario el trabajo sobre la compasión, propuesto por las técnicas de mindfulness, provenientes del budismo. “Como policías tratamos con personas que han cometido algún delito y tal como marca nuestro código deontológico, nuestro Dharma (nuestro deber), debemos ser completamente imparciales. No debemos juzgar ni dejarnos llevar por la ira que puede encerrar determinadas situaciones injustas.”
Sembrada la semilla
Aunque Nadia reconoce la necesidad de que la práctica tenga una continuidad en el tiempo para que ser realmente efectiva, se siente alentada de dar a conocer la herramienta a sus compañeros. Confía en que los propios policías inicien su camino de búsqueda personal en estas disciplinas. Y después, que las incorporen a su trabajo y a su vida.
Los que estuvieron allí nos cuentan…
“Las jornadas fueros de gran utilidad. Me ayudaron a descubrir una disciplina cuya única referencia era la de mi madre, que lleva practicando años. Ella siempre me habla de lo bien que le sienta en todos los sentidos. Pude comprobar, en solo tres días, que verdaderamente es una gran ayuda. Primero, a nivel físico, aportando flexibilidad, ayudando a corregir malas posturas y tonificando músculos. Y, en segundo lugar, a nivel mental, permitiendo alcanzar, a través de técnicas de meditación, un estado de relajación. Esta sensación se hizo patente en mí, nada más acabar el primer día de las jornadas. Mi intención es continuar profundizando en esta disciplina.» Lucas. Policía nacional (Madrid)
“Para mí, las jornadas significaron un antes y un después. Me encontré preparada para todo. Para afrontar cualquier situación difícil que se me presentara, con una energía que sentía tal poder para combatir cualquier cosa. De hecho, me he encontrado en situaciones complicadas, personales y profesionales, a las que he dado respuesta. Eso sí, ahora siento necesidad de emplearme nuevamente en esas respiraciones y concentraciones.” Sonsoles. Policía nacional (Castilla y León)
“Quiero transmitir mi profundo agradecimiento a este curso. Me ha hecho observar las cosas desde un punto en el que no me había detenido a explorar. Me siento plena de energía y de fuerza para lo que sea.” Sara. Policía nacional (Madrid) .
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