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Yoga en época de pandemia de covid-19

by Redacción
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Aunque muchas cosas parecen haber vuelto a la normalidad, basta con profundizar un poco en la vida de cada persona para ver que la experiencia que estamos viviendo con la covid-19 supondrá un antes y un después.

Por Lucía Passardi

Muchos de los que practicamos Yoga, nos hemos alegrado de poder conocer una herramienta que nos ayude a transitar la situación. Una filosofía que justamente nos pide que hagamos lo que se nos pedía hacer: parar las actividades que no son imprescindibles, pasar tiempo con nosotros mismos y con los que nos rodean y cuidarnos. ¡Justo lo que el estilo de vida yogui propone! Y esta vez teníamos la oportunidad de profundizar en este estilo de vida. Y sin sentir culpa por no estar haciendo algo más productivo, sobre todo en términos materiales. Podíamos olvidarnos de todo y vivir. «Un retiro en nuestros propios hogares, ¡apoyado incluso por nuestros gobiernos!», decía un monje de la comunidad budista Plum Village, en Francia.

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Y ha sido así para muchas personas, no solo yoguis, que han agradecido este poder «parar-por-fin». Ha sido el caso de Paloma Aragonés Maza, traumatóloga del Hospital Santa Cristina de Madrid, que, aún habiendo pasado muy malos momentos como enferma de covid-19, se ha dado cuenta de que «vivía siempre con un poquito de estrés y hasta me gustaba». Ahora es consciente de que este estado de alerta permanente le ha jugado una mala pasada. Ha tenido que pasar por la enfermedad para valorar un ritmo de vida más calmado. Para ella, ahora, la relación entre estrés y sistema inmune está muy clara. Nos cuenta que siempre fue de «deportes de fuerza y activos» y nunca se le había pasado por la cabeza practicar Yoga. Incluso, rehusaba porque «como todo médico, desconocíamos todo aquello que no esté publicado en revistas científicas».

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Sin embargo, comenzó a hacerlo. No solo le ha ayudado con la disnea y el cansancio en la fase de recuperación, sino que, sobre todo, superar muchas frustraciones a nivel mental. «Es muy difícil para una persona joven, sana y deportista estar dos meses en la cama, sin poder hacer nada a lo que está acostumbrada».

Gracias a una app de mindfulness, Paloma está gestionando estados de ansiedad. «Me tumbo o me siento y, al hacer la meditación, me bajan las pulsaciones y me tranquilizo».

Así mismo, el Yoga Restaurativo, también a través de una app, le gusta porque «combina ambas cosas: la relajación mental y el trabajo corporal. Me ayuda a ser un poco más consciente de mi cuerpo y a sintonizar con él». Además, “siento que voy progresando con esta última, me esta ayudando otra vez a reiniciar una vida». Para Paloma, que dos meses antes estaba corriendo una ultramaratón, es importante trabajar activamente con su cuerpo.

Acallar el ruido interno

Para otras personas, acostumbradas a tener su práctica de Yoga
y de meditación –como Antonio José Adán, ex-policía nacional que ahora trabaja como técnico de prevención–, ha supuesto una gran decepción tanto como enfermo como ciudadano. Afirma que todo lo sucedido «se ha llevado su práctica por delante». Nos relata que no contó con ningún tipo de prueba estando enfermo, pero tuvo que quedarse en casa sin saber exactamente lo que tenía. Después de 20 días esperando, aún con resultado positivo, no le dieron información clara de lo que debía hacer, además de quedarse en casa.

Para él y su mujer, con quien pasó la covid-19, ha sido una sensación de «desenganche» del resto del mundo. Esto es porque se han sentido desasistidos por los médicos que les atendieron y engañados por los que los tenían que cuidar, cuando sabían lo que venía».

Todo esto les creó un poso de resentimiento que ha sido un fuerte añadido para su estado de ánimo. Además del propio bajón que produce la covid-19. Todo este «ruido interno» les ha provocado falta de concentración – comenta– y «al ser justamente lo que se trabaja en la meditación, ha sido un choque muy grande con la práctica. Y actividades como leer, con las que antes disfrutaba mucho». Ahora, está más animado a retomar la práctica y ha vuelto también a las clases presenciales de Hatha Yoga. No obstante, le está costando todavía sentirse del todo a gusto practicando.

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Práctica en movimiento

El testimonio de Antonio me hace pensar en los consejos de Timothy McCall, doctor en medicina y editor de la la versión americana de Yoga Journal, en la cual desaconsejaba ser muy ambiciosos con las prácticas de Yoga mientras transitan emociones como el miedo y/o la ansiedad. «Si estás muy asustado, el Yoga Restaurativo, no va a funcionar» afirma, y añade: «primero necesitas quemar la ansiedad con prácticas más energizantes y después puedes entrar en el Restaurativo. Cuando uno está muy enfadado, conviene hacer primero de 20 a 30 minutos de una práctica intensa para después hacer una transición hacia prácticas más calmadas». Esta ha sido también la conclusión a la que ha llegado una de mis profesoras, Montse Cob, que deja un interesante testimonio en su blog hablando de su experiencia con la covid y de cómo la meditación formal le alteraba en lugar de calmarla.

Hablar con el cuerpo y el virus

Montse Cob nos habla también de la sensación de ruido de lo que pasaba. Se sentía incapaz de quedarse quieta, sentada y con las piernas cruzadas ante la gravedad de la situación. Sin embargo, como relata, sí que pudo «hablar con su cuerpo y con el virus», e invitarlo a irse. Lo hizo «con movimientos que generaban espacio en mis células. Con respiraciones que generasen espacio en mis pensamientos, y también haciendo de plantas y alimentos mi medicina». Ahora, con su cuerpo fuerte y recuperado, y reconociendo que, como humana, enferma o no, los pensamientos «van y vienen», nos habla de su elección consciente de practicar en movimiento. Se reconoce en esta por ser reflejo de lo que la vida representa para ella, cambio y movimiento. Y, por qué no, con una buena dosis de humor.

La mejor medicina, tú mismo

Los tres testimonios nos hablan de experiencias con la práctica, unas con más éxito que otras (habrá que echarle paciencia, como indican los grandes maestros, y olvidarse de los «frutos de nuestras acciones», como dicta el B. Gita). En cualquier caso, hay muchas formas de transitar con el Yoga toda esta experiencia que nos está tocando vivir con la covid-19. Quizás, lo más interesante es sentir que podemos hacer algo por nuestra salud, que somos responsables de esta y eso nos empodera enormemente, tal y como lo describe Paloma: «No hay medicina que iguale el valor que tiene el hecho de ser yo misma quien hace algo por la enfermedad, en lugar de meterme una pastilla en la boca y nada más. Más allá de que la pastilla cumpla su función, por otro lado, participar activamente en mi recuperación me hace sentir mentalmente mucho mejor».

Si quieres saber más sobre Yoga y covid-19, no te pierdas el número 115 de nuestra revista Yoga Journal España. Para conseguirlo, llámanos al 916326251 o escríbenos a suscripciones@revistayogaspirit.es

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