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Vienen cambios en la enseñanza del yoga

by Redacción
Cambios enseñanza de yoga

Muchas cosas están cambiando en los entornos del yoga. Está cambiando la sociedad y están cambiando los retos del ser humano para adaptarse a las novedades. Estas generan la inquietud por alcanzar el bienestar y la estabilidad vital. Estamos en un momento, en el que se avecinan muchos cambios en la enseñanza del yoga.

Por Mayte Criado

Ahora resulta especialmente evidente que competimos con nosotros mismos. Que no nos contemplamos como el yoga nos enseñó. Esto es para cultivar nuestros potenciales, generar una sociedad mejor, compartir una vida auténtica y realizarnos en todos los niveles. No. Ahora somos meros productos que se preparan para exhibirse, para ser los mejores, sostener toda suerte de visibilidad y estar a la última. La formación de yoga que se empieza a buscar está influenciada por la velocidad de estos cambios. Y también por los desafíos que nos ponemos a nosotros mismos. Es desbordante; cada día se acumulan nuevos retos y exigencias. Parece un pozo sin fondo.

Cambios enseñanza del yoga
Por encima de la moda

Tanto a nivel nacional como internacional, la enseñanza del yoga está siendo arrastrada por la corriente de los cambios. Los mismos que se precipitan, con o sin sentido. En ese pozo sin fondo, que todo lo adapta y acomoda a su tiempo. Al reto social, al entresijo político, a los intereses del marketing postmoderno… En definitiva, a la sinrazón consumista y al juego permanente del “yo más que ayer” y “yo mejor que nunca”. En medio de una superficial positividad cargada de condicionamientos de todo tipo, se abre paso el verdadero yoga. Ese que todos albergamos en lo más profundo y que queda secuestrado por la necesidad de remar a favor de las modas, las regularizaciones y los intereses de unos colectivos sobre otros.

El yoga, ese fósil vivo, como lo nombró Mircea Eliade, que siempre anduvo al margen de las tendencias y la competitividad, ya no es solo un bien cultural y espiritual. Ahora, también es un producto en tendencia, una moda, un signo social que sirve para marcar diferencias.

Cambios enseñanza del yoga
Los distintos puntos de vista actuales

Muchos piensan que hay que legislarlo para que no se vaya de madre. Otros pretenden dejar que cada cual lo convierta en lo que estime oportuno. Otros tantos se erigen como sus valedores. Los más reduccionistas, tienden a su apropiación descarada. Los más modernos, quieren despojarlo de su inercia original como camino que tiende a la trascendencia y al despertar de la conciencia. Ahora sería para sostener las exigencias al uso sobre la eficiencia, el éxito y el liderazgo, especialmente en las empresas. Algún sector dice que el yoga debe permanecer tal cual. Otros, decimos que el yoga debe actualizarse y evolucionar. Unos, que se lo deje a la deriva. Otros, que se redacten protocolos, normativas y reglamentos…

La regulación

Lo cierto es que mientras nos intentamos “colocar” en relación al yoga o dejamos que el yoga se recoloque en nosotros, unos y otros van moviéndose a un ritmo demasiado ágil, muy difícil de seguir. Yo estoy sorprendida y desbordada por la velocidad a la que se están produciendo cambios en la enseñanza del yoga.

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Grupo de expertos para una Cualificación Profesional

La primera ficha movida es bastante cercana. Hace unos 10 años, algunos profesores como yo, fuimos convocados para participar en la creación de la Cualificación Profesional para la Enseñanza del Yoga, en España. Era una iniciativa ministerial a instancias del gobierno. Nada extraño ya que ya existían miles de profesores de yoga en España (como en casi todo el mundo). Había muchísima falta de rigurosidad, un intrusismo desorbitado y muchos riesgos en las propuestas del llamado yoga físico. Además, el gobierno debió de darse cuenta que se creaba una profesión no regulada, no conocida, y que no pagaba impuestos.

Como así fue mi propio caso, algunos de los que participamos en el llamado equipo de expertos que redactó dicha Cualificación Profesional, lo hicimos no tanto porque estuviéramos completamente de acuerdo en ello o porque pensáramos que era necesario, sino porque al darnos cuenta de que era irremediable su creación y que ya estaba decidido por las instancias pertinentes, nos convencimos de que lo mejor era estar. De hecho, conseguimos muchas cosas que de otro modo hubieran sido nefastas para la enseñanza del yoga. Pero hubo algo que nunca logramos. No pudimos evitar que dicha cualificación se encuadrara en la familia de las Actividades Físicas y Deportivas.

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Dado que la práctica del yoga más conocida era la de âsana en todas sus vertientes, y que su componente de actividad física (que no deportiva) era evidente, los estamentos oficiales se empecinaron en regular la enseñanza del yoga como una actividad física. Al margen de si fue o no fue adecuado, todo ello dio al traste con cualquier intento de albergar al yoga en otro tipo de agrupación. No hubo protesta que lo evitara. Así, la preparación de un instructora, en cuanto a los conocimientos mínimos exigibles sobre el cuerpo y otros aspectos encaminados a dar forma a la profesión de instructora de yoga, fue un hecho de golpe, inevitable e imposible de calcular.

Los cambios de hoy

Ha llovido mucho desde entonces. Nunca hubiéramos imaginado lo que todo ello habría de suponer para la enseñanza del yoga. En los años sucesivos, comenzaron a aprobarse nuevas leyes para regular las actividades físicas y deportivas en España. Obviamente afectan al Instructor-Profesor de Yoga por estar su actividad encuadrada en dicha familia profesional.

Pronto sabremos las pautas que deberemos seguir al respecto. Estas, sin duda, supondrán un cambio que marcará un antes y un después en la enseñanza del yoga. Para muchos como yo, el yoga seguirá siendo lo que ha sido siempre. Seguirá siendo nuestra vida, no una profesión sino un camino de vida, una referencia existencial cuya sacralidad no puede regularse ni protocolizarse. Pero, desde luego, dar una clase de Hatha Yoga ya no se va a regir por ninguna buena o sagrada intencionalidad. En su lugar, será una rigurosa profesionalización oficial. Ni Ramana Maharsi ni Swami Sivananda ni Paramahansa Yogananda hubieran sospechado tal movimiento.

Ciertamente es necesario exigir que las sesiones de yoga puedan garantizar la seguridad y el buen hacer de los instructores para no dañar al practicante ni física ni mentalmente. Es indudable que para ello, se necesitan normativas y reglamentos que avalen al buen instructor y sancionen la mala praxis o el intrusismo absurdo y, a veces, mal intencionado. La cuestión de fondo es que las normativas y leyes elegidas para regular el yoga no son las adecuadas. Son una realidad, pero van a dejar la enseñanza del yoga en un cajón cuyas medidas no le corresponden. Son cambios que, por un lado, mejoran muchos derechos de los practicantes en cuanto a la protección de su integridad, pero, por otro, limitan el yoga a una actividad física sin tener en cuenta su trascendencia en todos los ámbitos de la vida de una persona.

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¿Qué ocurre a nivel internacional?

La organización más prestigiosa del mundo, Yoga Alliance, también ha propuesto cambios en la enseñanza del yoga. No tienen nada que ver con los propuestos en España, pero también tendrán repercusión aquí. Uno de los más importantes versa sobre el consentimiento.

Pero hay otras derivaciones que van a afectar a la enseñanza del yoga. También nos encontramos a la espera de que se publiquen los estándares mínimos de la formación que debe adquirir un instructor-profesor de yoga. Lejos de considerar el yoga como una actividad física-deportiva, la Yoga Alliance ha profundizado sobre la creación de estándares consensuados internacional- mente (normativa) para advertir y establecer un Código de Conducta del instructor-profesor de Yoga. Se trata de una concreción sobre el objetivo de la práctica del yoga, una normativa sobre la integridad, la responsabilidad y el deber de un instructor. Unas referencias para la llamada inclusión en el yoga, un plan de estudios que abarca los nuevos descubrimientos sobre la historia del yoga o los procesos biomecánicos en la práctica del yoga físico, entre otros, y la necesidad o no del consentimiento del estudiante para ser corregido, ajustado o ayudado.

Se avecinan cambios en la enseñanza del yoga. Unos lógicos, otros deseados, algunos injustos y muchos originados por la precipitación. Los tiempos que corren, aunque sean tiempos ajenos al sentido fundamental del yoga, exigen mucha presencia y adaptabilidad.

Mayte Criado es directora y fundadora de la Escuela Internacional de Yoga.

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