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Prácticas de mindfulness en el aula y en familia

by Redacción
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El minfulness en la infancia y en la adolescencia debería ser una práctica habitual. ¿Por qué? Porque si para los adultos posee grandes beneficios como reducir el cortisol, por lo que ayuda a controlar el estrés y la ansiedad, desarrollar la inteligencia emocional, mejorar la concentración y productividad, favorecer el descanso reparador en las horas de sueño y promover tu creatividad, y, en definitiva, mantener tu cuerpo y mente saludable, para los más pequeños todos estas bondades se multiplican. Para que puedas aterrizar el concepto de minfulness, quién mejor que Cristina Jardón, pedagoga y experta en inteligencia emocional, autora de Oh, Mindful Day, nos regala dos prácticas muy fáciles para que puedas llevar el mindfulness tanto al aula como al salón de tu casa y en familia e incorporarlo como parte de la educación de tus hijos. Y, para incorporarla a tu vida cotidiana, no necesitas nada más que la intención y las ganas de hacerlo.

Práctica de mindfulness en el aula

¿Eres profesor o profesora? ¿Qué te parecería recibir a tus alumnos en la puerta de tu clase para darles la bienvenida en conciencia plena? La presencia es una de as cualidades del profe mindful, así que, con esta práctica, podrás cultivarla. Recibe a cada alumno por su nombre, mirándole a los ojos y dándole la bienvenida. Quizá puedes darle la mano al mismo tiempo. ¿Y si lo repites cada día durante a semana? O durante todo el curso… Y fíjate en si esto tiene algún efecto en el devenir de la jornada. O, ya si no eres profe, puedes hacerlo cada vez que saludes a un niño conocido, como tu sobrino, amigo de tus hijos, compañeros de clase, etc.

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Práctica de minfulness en familia

Cristina Jardón nos invita a que en la siguiente comida en familia, propongas unos minutos de comida consciente o mindful eating. Anima a todos a la práctica del silencio, unos instantes antes de empezar a comer. Con el plato sobre la mesa, invítales a que huelan, observen y agradezcan ese plato rico de comida. ¿De dónde vienen esos alimentos? ¿Cuántos ingredientes hay en el plato? ¿Cuántos colores? ¿Qué olores me llegan? Todo esto en silencio. Será muy divertido ver los tipos de personalidades de tu familia: impulsivos, reflexivos, pacientes, etc. Y una vez pasados esos minutos iniciales (tú decides cuánto lo alargas para provocar la explosión de los más impulsivos e impacientes), podéis comenzar con os tres bocados o cucharadas en conciencia plena. Cada bocado, se paladea bien, se experimenta, se mastica al menos 15 veces y no se toca el tenedor hasta que se haya tragado el bocado anterior por completo. Pasados los tres bocados en mindfulness, podéis volver al ritmo normal y comentar cómo ha ido la experiencia.

Si quieres saber más acerca del mindfulness y todos los beneficios que tiene si lo incorporamos al mundo de la educación, no te pierdas el artículo de Cristina Jardón en el número 127 de nuestra revista Yoga Journal España. Para conseguirlo, llámanos al 916326251 o escríbenos a suscripciones@revistayogaspirit.es

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