Si en entregas anteriores hemos dedicado tiempo a la teoría del Yin Yoga, en aras del equilibrio nuestras páginas se inclinan ahora hacia el lado practicar el Yin Yoga. Aquí exponemos los tres principios o tattvas del Yin, diversos fines o contextos para una secuencia y te proponemos cuatro posturas a realizar enfocándose en el aspecto meditativo de este tipo de Yoga.
Por Elena Sepúlveda
Sugeridos inicialmente por Sarah Powers y ya totalmente integrados en la forma de practicar, estos tres sencillos principios nos ayudan a hacer Yin Yoga eficazmente.
1 Entrar en la postura hasta una profundidad adecuada. Quiere decir que no adoptamos la forma más exigente del asana de entrada, si no que nos tomamos el tiempo de ir explorando nuestros límites para saber cuándo podemos ir más allá, según los tejidos se vayan abriendo de forma segura. O bien, si necesitamos restar intensidad a la postura para no dañarnos.
2 Comprometerse a mantener la quietud. Una vez en la postura, resolvemos quedarnos quietos independientemente de lo que vaya surgiendo. ¡Pero sin dogmatismos! Si la postura se convierte en una lucha o sentimos que nos podemos lesionar, nos moveremos. La quietud abarca también a la respiración (que se vuelve fluida y suave) y a la mente (a través de la concentración, buscamos claridad y tranquilidad mental).
3 Permanecer un tiempo prolongado en la postura. El tiempo es el ingrediente mágico que hará que los beneficios del Yin Yoga se manifiesten e integren en nuestro ser. Estos dependerán del contexto o fin que demos a nuestra práctica. Como ya hemos visto, permanecer más tiempo en la postura es una exigencia debido a la naturaleza de los tejidos que ejercitamos.
Con qué fin practicamos Yin Yoga
Una secuencia de Yin Yoga puede estar diseñada para enfatizar uno o varios aspectos de la práctica y, por lo tanto, buscar un fin u otro.
- Para lograr beneficios en el cuerpo físico. Por ejemplo, ejercitando articulaciones y tejidos conectivos y ampliando nuestro rango de movimientos.
- Para obtener beneficios en el cuerpo energético. Aquí buscamos eliminar bloqueos en el flujo energético por los meridianos y llevar salud a los principales órganos internos.
- Para conseguir beneficios mentales y emocionales. Cuando nos enfocamos en el aspecto meditativo del Yin Yoga, buscamos crear consciencia de la realidad y volvernos más creativos y menos reactivos. Esto contribuye a una mente más clara y tranquila y un mayor equilibrio emocional.
Cuatro posturas para el bienestar emocional y mental
Para explorar el lado meditativo de la práctica, te proponemos cuatro posturas de Yin que enfatizan el tercero de los fines mencionados arriba. A continuación, incluimos algunas sugerencias para guiarte mientras las practicas. En lugar de instrucciones para entrar, permanecer y salir de los ásanas (¡algo que aprenderás yendo a clases!), te indicamos posibles modificaciones.
- Empieza desde donde te encuentras. No empieces la postura sintiéndote extremadamente incómodo; busca un límite apropiado y explóralo. Deja tiempo para que el cuerpo se adapte y te indique dónde debes estar. Tras unas cuantas respiraciones, quizá sientas los tejidos abrirse e ir más allá de su resistencia inicial. O todo lo contrario y necesites restar intensidad a tu postura.
- Conecta con tu respiración. Escúchate respirar. Deja que la duración de tu inhalación y tu exhalación sea similar. La respiración profunda, lenta y, sobre todo, suave y natural, relaja el sistema nervioso e invita a la mente a calmarse, enfocarse y abandonar la dispersión.
- Presta atención a tus sensaciones físicas. Observa las sensaciones que surjan en tu cuerpo. Permítete vivir el momento y sé consciente de los cambios que se dan a medida que pasas tiempo en la postura. ¡Recuerda que allá donde va la atención, fluye la energía!
- Practica la entrega y el rendirse. Mantén la atención sin juzgar lo que surge y abandona las estrategias de evasión, negación o lucha con tu experiencia inmediata.
- Sé consciente de tus pensamientos y/o emociones. En algún momento, pensamientos y/o emociones se manifestarán en el primer plano de tu atención. Permanece presente e intenta no reaccionar o dejarte llevar por ellos. Permanecer atenta sin reaccionar te ayuda a sentirlos menos sólidos, a no identificarte con ellos y definirte en base a ellos.
- Observa cómo cambian. Del mismo modo que pudiste observar cómo cambiaban las sensaciones físicas a medida que permanecías en la postura y la energía empezaba a fluir trayendo apertura a zonas de incomodidad, los pensamientos y las emociones pierden también intensidad, se transforman e incluso desaparecen con el tiempo. Al ir aumentando tu concentración, quizá puedas mover tu foco de atención de la emoción o el pensamiento en sí, a la reacción de rechazo o apego que te provoca. La filosofía budista nos recuerda que estos dos movimientos de la mente, el rechazo y el apego, son en gran parte responsables de que vivamos con dukha o sufrimiento, en lugar de sukha o felicidad.
Esperamos que disfrutes con estas posturas y te aporten tranquilidad mental y bienestar emocional. En la próxima entrega, exploraremos el mito urbano de que el Yin Yoga no requiere alineación y profundizaremos en el enfoque funcional de esta práctica desde el punto de vista anatómico.
CUCLILLAS (3-5 minutos)
Si los talones no llegan al suelo, colócales una manta enrollada debajo. Explora la posición de los pies para evitar una compresión dañina en tobillos o rodillas.
FOCA (3 minutos)
Si la compresión en la zona lumbar es muy intensa y no te sientes seguro, baja a la postura de la Esfinge y apóyate sobre los antebrazos, con los codos debajo o incluso por delante de los hombros.
RAÍCES TORCIDAS (3-5 minutos en cada lado)
No dejes que los brazos se duerman, bájalos si es necesario. Si la torsión resulta demasiado incómoda en zona lumbar o caderas, descruza las piernas e incluso ponte un cojín debajo de las rodillas.
BANANASANA (3-5 minutos en cada lado)
No dejes que los brazos se duerman, bájalos si es necesario. Si el estiramiento en el lado que se abre se siente excesivo, descruza las piernas y quita redondez a tu forma de banana.
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