Dicen que vivimos varias vidas en una. Yo lo constato porque llevo ya varias vidas… y varias muertes en la misma vida. Aunque todas, desde la perspectiva emocional.
La más angustiosa sucedió hace 11 años con mi divorcio. No fue algo pactado, sino que me lo encontré, y ese efecto sorpresa me destrozó por dentro. Y digo bien, por dentro, porque mi vida continuaba su curso. Mi hijo seguía necesitando mis cuidados, mi trabajo me requería y las facturas seguían llegando. En aquel momento se me cayeron mis valores principales. Seguía respirando, moviéndome, conduciendo, comprando, yendo al trabajo… pero me había muerto emocionalmente. Mi vida se había roto por completo. Me quedé vacía.
Pero esa muerte tan solo duró tres meses. Como el Ave Fénix, más empoderada que nunca y con mayor fuerza espiritual que nunca; resurgí hacia quien soy hoy. En solo tres meses fui capaz de aceptar, comprender, soltar, amar, agradecer y empezar a construir una vida nueva. Mi fortaleza interior y la calma mental me sorprendieron en todo el proceso. Tanto, que pensaba que quizás estaba negando la situación. Pero no, me sentía segura de mí, hermanada conmigo y convencida de que esa situación era un regalo de la vida, aunque de inicio pareciera lo contrario.
Meditación y estrés
Ante tal reacción inesperadamente extraordinaria por mi parte comencé a indagar en la neurociencia sobre el impacto de la meditación y de la práctica del Yoga en situaciones de trauma, de estrés y de ansiedad. Y ahí estaba: la meditación modifica el cerebro en estructura y funcionalidad con impacto visible en la atención, la toma de consciencia y la regulación emocional. La práctica de Yoga tiene un impacto favorable en la regulación del sistema nervioso simpático y del sistema hipotálamo-pituitario-suprarrenal.
Cuando atravesé mi «noche oscura del alma» yo llevaba más de 15 años de práctica de Yoga y meditación, por lo que supe que aquella práctica continuada había influido muchísimo en la regulación emocional de mi situación. Es decir, a lo largo de 15 años –y sin saberlo– había estado entrenando ni cerebro y mi mente para poder dar una respuesta emocionalmente inteligente a una situación difícil.
Aquel momento fue el inicio de mi desarrollo como profesional de la inteligencia emocional. Luego vinieron las certificaciones internacionales y los estudios… pero fue aquella experiencia la que me hizo ver el poder de entrenar la mente para responder en la vida con inteligencia emocional.
Afrontar las crisis
Afortunadamente no todas las personas pasan por situaciones como la descrita para decidir entrenar su inteligencia emocional. Pero sí, sucede que, cuando estamos en momentos de crisis –del tipo que sean– se hacen necesarias ciertas competencias y habilidades para poder responder a las situaciones con cierta maestría, e incluso, crecer y evolucionar con cada situación compleja.
La crisis en la que llevamos desde marzo del 2020 es un ejemplo. La verdadera pandemia –de la que no se habla tanto– es la que sigue permaneciendo entre nosotros y es la responsable de las altas tasas de suicidio entre jóvenes a día de hoy, del aumento del consumo de ansiolíticos y del desorbitado índice de estrés y ansiedad en los hogares y en las oficinas. Es la pandemia emocional. Estamos en un momento difícil en cuanto a salud mental y, por tanto, de necesidad urgente de inteligencia emocional.
¿Qué es la inteligencia emocional?
La inteligencia emocional es una capacidad, un conjunto de habilidades emocionales que se entrenan para poder vivir con mayor armonía y bienestar. El ser humano viene de serie con la estructura neuronal preparada para ser emocionalmente inteligente, pero ha de desarrollarla. La inteligencia emocional entrenada te permite tener una mejor relación contigo, con los demás, con el entorno y con las circunstancias de vida que te toque vivir. Es, además, una capacidad adaptativa.
La primera vez que se habló del término inteligencia emocional (IE) fue en 1990 a través de los investigadores Salovey & Mayer, como esa habilidad para reconocer los sentimientos propios y ajenos, y poder dirigir nuestras acciones. Después de estos autores, vino Daniel Goleman, el «padre de la inteligencia emocional», que con su obra Emotional Intelligence (1995), ha vendido más de 6 millones de copias y es autor de uno de los modelos más admitidos para el desarrollo de esta gran competencia.
En España, el referente de la inteligencia emocional, principalmente enfocada al ámbito educativo, es Rafael Bisquerra (Universidad de Barcelona), que añade al modelo de Goleman una competencia más. La inteligencia emocional no es un concepto teórico, sino un conjunto de competencias a entrenar, una escalera progresiva de habilidades.
Las habilidades de la IE
1 La toma de consciencia y el autoconocimiento incluyen habilidades como parar y sentir las emociones, identificarlas en el cuerpo, acogerlas, poner un nombre a eso que siento, darme cuenta de su origen, etc.
2 La gestión emocional incluye habilidades para regular cada emoción de manera adecuada y herramientas para utilizar en el día a día. También la aceptación, la autocompasión y la resiliencia.
3 La motivación interna incluye habilidades como la autoestima, el reconocimiento personal, la alineación de los valores personales, el establecimiento de objetivos y metas.
Estas 3 competencias son las que conforman la inteligencia intrapersonal, es decir, la que implica un trabajo interno hacia ti y la que te facilita tener una mejor relación contigo mismo.
4 La inteligencia interpersonal, es decir, las relaciones que estableces con otras personas, incluye habilidades como la comunicación, la escucha, la empatía, las habilidades sociales, la compasión, la gestión de expectativas y conflictos.
5 Las habilidades de vida y bienestar –como las define Bisquerra– donde se incluyen la gratitud, vivir en plenitud, el sentido de la vida, fluir… y otras habilidades a las que yo denomino de orden superior (percepción, intuición, sabiduría interior…) y a las que solo se accede tras un trabajo profundo sobre uno mismo y sobre las relaciones.
Cómo trabajar la inteligencia emocional
Ahora que ya sabemos algo más acerca de la inteligencia emocional y sus competencias, ¿cómo podemos entrenarla y fortalecerla? El camino adecuado es siguiendo el desarrollo progresivo de cada una de las competencias emocionales por orden. Es decir, comenzando por la toma de consciencia y el autoconocimiento, porque serán la base para poder desarrollar el resto de habilidades y la base, por tanto, de tu inteligencia emocional. Por ejemplo, es muy difícil poder disfrutar de relaciones sanas y nutritivas cuando tu relación contigo está dañada. Una persona con baja autoestima tendrá dependencia emocional, que desequilibra cualquier relación.
Así que el primer paso para ser emocionalmente inteligente es entrenar la toma de consciencia, que te llevará a un conocimiento cada vez más profundo de ti y tus procesos internos. Y, ¿cómo desarrollar la toma de consciencia? A través de mindfulness.
Mindfulness, la gran puerta de entrada
Mindfulness es, por excelencia, la entrada a tu inteligencia emocional ya que, más allá de una técnica –como hemos visto en números anteriores– mindfulness es la capacidad de atender a lo que emerge en el momento presente con actitud amable y sin juicio. Es decir, mindfulness es estar en presencia o tomar consciencia. Mindfulness permite parar para escucharnos internamente. Y no se queda ahí. Mindfulness impacta en todas y cada una de tus habilidades emocionales.
A través de las prácticas formales, el mindfulness favorece la regulación de tus emociones ya que te permite poder calmar la mente y no dejarte atrapar por el torrente emocional (competencia emocional 2). La práctica de Mindfulness aporta claridad mental que va a favorecer la consecución de tus metas y darte cuenta de cuando te has desviado de tus valores (competencia emocional 3). La práctica de Mindfulness favorece la escucha atenta sin juicio y disminuye la reacción impulsiva, algo que a tus relaciones les va a venir muy bien (competencia emocional 4). Y, por último, la práctica de Mindfulness te conecta con el momento presente y con la perfección de ese momento único e irrepetible, de ahí que favorezca la gratitud, la armonía y la plenitud (competencia emocional 5).
Como ves, el mindfulness y la inteligencia emocional son dos capacidades complementarias y entrenables que van a enriquecer mucho tu vida. Yo les llamo «las hermanas» porque no se puede entrenar la una sin haber abierto la puerta a la otra. Van de la mano. Ahora ya conoces el camino auténtico para ser emocionalmente inteligente. Empieza por practicar mindfulness para fortalecer tu toma de consciencia. Ahí comienza esa gran aventura llamada inteligencia emocional.
Reto hábitos mindful
Un paseo en silencio en medio de la naturaleza es una recarga de pilas, equilibra todos tus sistemas, y es una de mis prácticas preferidas de midnfulness en movimiento. Salir a pasear en la naturaleza y dejarte abrazar por ella es una práctica muy recomendada por médicos y psiquiatras. En Japón han tomado relevancia los Baños de Bosque (Shinrin-Yoku) para personas que sufren estrés y otro tipo de desequilibrios mentales. Se trata de una terapia natural con enormes beneficios que llega a reducir en un 12,4% los niveles de la hormona cortisol, la del estrés, y en un promedio de 1,4% la presión arterial. Para sacarle partido a este hábito mindful te invito a salir a la naturaleza todo lo que puedas. Explora los recursos naturales alrededor de tu casa o de tu oficina y escápate un rato a diario. Durante el fin de semana, al menos un día, trata de estar en contacto con la naturaleza y lejos de la tecnología. Basta con estar, respirar y dejarte abrazar por el espacio natural. Puedes añadirle algún otro hábito mindful, como pasear en silencio, alguna práctica de meditación, la contemplación o la comida consciente.
Mindfulness sencillo
Prueba con esta práctica fácil en tres ciclos de respiraciones. Comienza con 2 ciclos de inhalación-exhalación profundas. Después, deja que tu respiración vaya tomando su ritmo natural.
- Ciclo 1: Al inhalar, lleva la atención a tu mente. Al exhalar, calma tu mente.
- Ciclo 2: Al inhalar, lleva la atención a tu cuerpo. Al exhalar, calma tu cuerpo.
- Ciclo 3: Al inhalar, lleva la atención a tu respiración. Al exhalar, alarga tu exhalación calmando cuerpo y mente.
Sumérgete en la práctica formal del mindfulness a través de los audios, que encontrarás en el canal de YouTube de Cristina Jardón Serrano. Allí también encontrarás vídeos sobre inteligencia emocional, como este que te dejamos aquí. ¿Qué es la inteligencia emocional? Más información sobre mindfulness y otras disciplinas y estrategias para el bienestar en www.cristinajardon.com
CRISTINA JARDÓN es pedagoga, experta en inteligencia emocional, mindfulness y compasión. Autora de Oh, Mindful Day! y de Me permito. Acompaña a equipos y a personas en el entrenamiento de su inteligencia emocional y la mejora de su vida con mindfulness. Descubre cómo desarrollar tu sabiduría interior con Cristina en Instagram: @cristinajardon_ y Facebook: Cristina Jardón. Inteligencia Emocional, Mindfulness, Compasión.