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Trabaja la postura del pavo y fortalece abdominales

by Redacción
postura del pavo

La postura del pavo o Mayurasana beneficia el cuerpo, fortaleciendo abdominales, espalda, muñecas y manos, y mejora la postura.

Hazlo así
1 Empieza de rodillas y mete la barbilla hacia el pecho

Para perfeccionar la postura del pavo, has de empezar de cero. Primero arrodíllate con los pies juntos y los dedos de estos metidos. Intenta mantener los tobillos juntos. Separa las rodillas hasta que estas queden separadas el ancho de los hombros, con los pies juntos. Redondea profundamente la espalda, y mete la barbilla hacia el pecho. Pon las manos planas en el suelo entre las rodillas con los dedos bien abiertos, apuntando hacia atrás a los pies. Pon la coronilla en el suelo.

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2 Crea un punto de equilibrio

El siguiente paso para conseguir la postura del pavo es mirar hacia los pies, lo cual garantizará que la cabeza esté en la posición adecuada. Echa los pies hacia atrás hasta tener las piernas estiradas. Acerca el vientre a los codos. Mantén los codos tan cerca del pubis como puedas, lo cual es vital para crear el punto de equilibrio adecuado cuando sea el momento de bajar los pies al suelo. Cuanto más cerca estén los codos del centro del cuerpo, más fácil será alzar las piernas y el equilibrio.

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3 Concéntrate en tu mirada

Separa la cabeza del suelo, para que puedas mover la mirada de los dedos de los pies, lentamente hacia delante hasta fijarla directamente frente al suelo (directamente bajo tu cara). Ahora, lleva la mirada unos centímetros más hacia delante. Tu mirada debería quedar ligeramente por delante de la cara con la barbilla un poco levantada (no estires el cuello).

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4 Traslada suavemente el peso

Aquí, un paso fundamental para trabajar en la postura del pavo. Comienza a trasladar el peso hacia delante sobre las manos empujando suave y lentamente con las bolas y los dedos de los pies. Cuando los pies empiecen a separarse del suelo, empieza a elevar la cabeza y los hombros ligeramente. Cuando hayas pasado suficiente peso hacia delante y hayas activado los músculos abdominales y de la espalda, alcanzarás un punto crítico en el que tus pies se separarán del suelo. A medida que trasladas el peso a las manos, mantén los codos bien juntos y metidos bajo el cuerpo. Este es tu punto de equilibrio y el eje de este asana. Para evitar carga indebida sobre las muñecas, traslada el tren superior hacia delante, lo suficientemente como para que los codos queden por delante de las muñecas. Tus pies deberían aún así tocarse mientras metes las piernas interiores. Esta acción te aportará estabilidad extra.

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Al igual que en Shalabhasana, si haces la postura del pavo alarga el cuerpo estirando la cabeza hacia delante y los dedos de los pies hacia atrás. Si puedes, mantén las piernas y el torso en un plano parejo para que todo el cuerpo quede paralelo a la tierra. Usa los brazos inferiores como el soporte central de un balancín.

A algunas personas les gusta subir mucho las piernas al hacer este asana. Es un planteamiento válido, pero crea una dinámica diferente. Al mantener el cuerpo paralelo al suelo necesitas algo más de control y fortaleza, y cuando la captas correctamente, sentirás la integridad de las fuerzas opuestas. Haz un par de respiraciones, añadiendo más y más según progreses.

Para salir de la postura del pavo, baja los pies al suelo. Dobla las rodillas y pósalas en el suelo. Mete la barbilla, redondea la espalda, siéntate, ¡y sonríe!

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