A medida que envejecemos, seguimos formando conexiones neuronales, pero la velocidad procesadora del cerebro se ralentiza, impactando sobre nuetsra memoria. haciendo que entremos en un sitio y olvidemos por qué estamos ahí, por ejemplo, o no nos acordemos de algunos nombres o palabras.
Lo que ocurre en los pacientes de Alzheimer
Pero en la mente de las personas con Alzheimer se produce un deterioro más grave. Los procesos normales se desbarajustan y finalmente se produce un exceso de un péptido llamado beta amiloide. Este daña las sinapsis (conexiones neuronales) sanas y genera agujeros en el cerebro, tanto en sentido literario como figurado. De ello se deriva una pérdida de memoria, de capacidad de toma de decisión y del habla. Por desgracia, cada vez hay más personas que sufren esta degeneración.
Las placas y las marañas
En los cerebros de pacientes con Alzheimer se encuentran placas y marañas. Las placas son aglomeraciones de fragmentos de proteína que se forman al acumularse macizos de beta-amiloide. Las marañas se forman cuando una proteína dentro de las células nerviosas se colapsa en hebras enredadas y la inhabilita.
Las 4 fases del Alzheimer
Cuanto antes empieces a adoptar estilos de vida beneficiosos para tu salud cerebral, mejor. El Alzheimer se desarrolla básicamente en cuatro fases. En las primeras fases, casi todas las personas reaccionan a las intervenciones del estilo de vida, mientras que aquellas en fases más tardías apenas ofrecen respuesta, explica el Dr. Dale Bredesen, autor del superventas El fin del Alzheimer.
La primera fase es asintomática, pero un escáner de cerebro puede mostrar anomalías. Esta podría durar 10 años o más, afirma Bredesen.
La segunda fase se caracteriza porque comienza el deterioro cognitivo subjetivo –el paciente se da cuenta de que las cosas no van bien, pero todavía no se detectan los marcadores de beta-amiloide en los análisis de laboratorio–. Esta puede durar más de una década, explica.
La tercera fase, que puede demorarse varios años, es la de un deterioro cognitivo leve (DCL). Los análisis de laboratorio muestran el deterioro cognitivo, pero la autoasistencia y la independencia no se ven afectados. «La mayoría de las personas con DCL pueden mejorar, pero no siempre», afirma Bredesen. «Cada año, alguien con DCL tiene entre un 5 y un 10 por ciento de posibilidades de desarrollar Alzheimer en toda regla o cuarta fase».
La cuarta fase es el momento cuando los pacientes empiezan a tener problemas para desenvolverse. Bredesen recomienda comprobar marcadores potencialmente en riesgo, como el de ApoE (apolipoproteína E), a partir de los 45 años. Con la prevención en mente, «la clave es escoger una práctica que te guste y regularizarla», dice la doctora Helen Lavretsky, profesora de psiquiatría e investigadora en la Universidad de California, Los Ángeles. «Cuanto antes empieces a aprender a tratar el estrés, más se demorarán las afecciones asociadas al envejecimiento», asegura.
Reduce el riesgo cambiando tus hábitos
Bredesen cree que la respuesta descontrolada de amiloide detectada en los cerebros de los pacientes con Alzheimer suele ser una reacción a la inflamación, a niveles insuficientes de nutrientes y hormonas, a la resistencia a la insulina y a la exposición tóxica al moho, bacterias o sustancias químicas –factores que podemos mitigar con cambios en la dieta y el estilo de vida: controlar el estrés, mover el cuerpo y el alma, comer y dormir bien. «Piensa en las placas y marañas como en facturas pendientes. Puedes apartarlas, pero si no solucionas el problema, no dejará de empeorar», asegura el médico.
Meditación y Yoga
Los estudios han demostrado que, simplemente, con meditación se mejora la conectividad en y de las partes del cerebro responsables de la toma de decisiones y la memoria. En un estudio de 2011, publicado en la revista Psychiatry Research, un equipo de neurocirujanos de Harvard observó, a través de escáneres cerebrales, que 27 minutos diarios de meditación durante ocho semanas hicieron que los cerebros de personas de 50 años parecieran mucho más jóvenes. Estos mostraban tanta materia gris como los cerebros de personas de 25 años.
Las prácticas que combinan la meditación y el movimiento podrían ser las más beneficiosas, explica Lavretsky. En un estudio de 2016 publicado en Current Behavioral Neuroscience Reports, Lavretsky y sus compañeros investigadores concluyeron que tanto las prácticas meditativas basadas en la conciencia plena y fundamentadas en la atención en el presente, como el Vipassana y el Zen, y los movimientos meditativos, como el Yoga, ayudan a mejorar la atención y la memoria. La diferencia es que las prácticas de Yoga activan partes del cerebro en las que está involucrado el habla, la función motriz y la capacidad de adoptar decisiones complejas.
Es más, la rutina Kundalini de Lavretsky fue más eficaz en el desarrollo de redes neuronales que algunas de las herramientas de fortalecimiento de la memoria que normal- mente emplean los profesionales médicos.
Meditación de 12 minutos para la memoria
Esta meditación de 12 minutos de Kundalini Yoga, llamada Kirtan Kriya, ha demostrado revertir el deterioro cognitivo si se practica a diario. Encuentra un asiento cómodo y lleva la mirada interna al tercer ojo, entre las cejas.
- Empieza en Gyan Mudra, con los brazos estirados, el reverso de las manos sobre las rodillas, y las puntas de los pulgares y los dedos índice tocándose suavemente. Canta saa (que representa el infinito, el cosmos y el comienzo del tiempo).
- Junta la punta de los pulgares con la de los dedos corazón y canta taa (vida y existencia).
- Junta la punta de los pulgares con la de los dedos anulares y canta naa (muerte, cambio, y transformación).
- Por último, junta las puntas de los pulgares con la de los meñiques y canta maa (renacimiento).
- Estate entre 3 y 4 segundos con cada mantra y dedo.
Sigue repitiendo el ciclo durante 11 minutos. Empieza con una voz interna normal durante dos minutos. Pasa a un susurro durante dos minutos. Luego, canta en silencio durante tres minutos. Regresa al susurro durante dos, y luego canta en alto durante otros dos. Al hacerlo, imagina cómo la energía de cada sonido se mueve desde el chakra de la coronilla y sale por el tercer ojo. Al terminar, relaja los dedos y siéntate en silencio durante un minuto.
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