Detenerse un momento y apartarse, aunque solo sea por un minuto, puede salvarte el alma. Es duro en el momento de tomar la decisión, pero a la larga tiene un valor incalculable. El silencio puede ser uno de los pequeños gestos de la vida cotidiana para cuidarte mejor. Es un ejemplo de una serie de sencillas estrategias para relajar tu mente y tu cuerpo.
Por Lizzie Lasater
Cuando tenía12 años, odiaba llevar aparato en los dientes. Pero cuando le suplicaba a mis padres que me lo quitaran, mi madre siempre decía: «Claro. Te lo podemos quitar. Ya eres mayor para decidirlo. Pero si te quitas los brackets ahora todo va a ser más fácil, pero a la larga mucho más duro que si te los dejas durante unos años. ¿Qué prefieres?». Bien jugado, mamá. Al final, no me quitaron el aparato hasta los catorce años, cuando el ortodontista consideró que realmente era el momento.
Hoy día, «duro a corto plazo, fácil a la larga» es mi definición ideal para el cuidado personal. No me refiero a la idea fomentada por el consumo de cuidado personal del tipo de hacerse la pedicura o un masaje, o de ir a comer a un restaurante vegano súper exclusivo. Eso son lujos. De lo que hablo es del cuidado personal cotidiano y aburrido. Cepillarme los dientes, cocinar, el ejercicio, el asana, el pranayama y las prácticas de meditación. Y de pasar tiempo a diario sin móvil y ni redes sociales para dedicarlo a visitar lugares inspiradores como exposiciones de arte, bibliotecas, playas y bosques. En pocas palabras, hablo de tomármelo con calma y encontrar el silencio.
Estos actos comparten la cualidad de ser difíciles a corto plazo, pero buenos a la larga. Con cada uno de ellos debo superar un pequeño obstáculo de resistencia, pereza o inercia –la parte dura a corto plazo–. Pero la parte buena a la larga es el espacio acumulado de cuerpo y mente que habito cuando mis días, semanas y meses comienzan a llenarse con pequeños actos de cuidado personal.
Secuencia para el silencio y savasana
Hay un montón de pequeñas prácticas cotidianas, que te pueden ayudar, pero en este post te sugerimos que pruebes esta sencilla secuencia secuencia preparatoria para Savasana que puedes incorporar a tu vida diaria para constatar que, si relajándote un poco y encontrando más silencio, consigues vivir más plenamente. Como todos los gestos diarios, contiene un elemento de cierta dificultad a corto plazo, pero la recompensa a largo plazo es incalculable. Practícala la próxima vez que el ruido –tanto externo como interno– te abrume. Encuentra un lugar tranquilo, pon el móvil en modo avión, y practica moviéndote con la respiración. en una secuencia para el silencio y savasana.
Si quieres leer el reportaje sobre el sonido del silencio completo, no te pierdas el número 111 de tu revista Yoga Journal España. Para conseguirlo, llámanos al 916326251 o escríbenos a suscripciones@revistayogaspirit.es