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5 ritos tibetanos para reforzar tu vitalidad

by Redacción
ritos tibetanos

Una de las actividades para no perderse si vives o vas a Galicia son los ritos tibetanos que puedes conocer en Augusta Eco Wellness Resort, de la mano de sus profesionales. Ellos nos cuentan que su origen se remonta a los recónditos monasterios del Himalaya y su conocimiento se mantuvo celosamente guardado hasta los años 30 del siglo pasado, cuando Peter Kelder los divulgó en el mundo occidental.

¿Por qué es buena la práctica regular de estos 5 ritos tibetanos?

Estos cinco rituales son una serie de ejercicios para prolongar la longevidad y preservar la juventud y la vitalidad de quienes los practican. Tienen muchos beneficios, pero su práctica regular te ayudará, especialmente, en tres aspectos:

  • aumentar tu energía vital.
  • equilibrar los chacras (centros energéticos del cuerpo).
  • conservar la flexibilidad de tu cuerpo.
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Cómo y cuándo hacer los ritos tibetanos

Para llevarlos a cabo, conviene tener en cuenta algunos aspectos como que puedes practicarlos en cualquier momento del día, ya sea por la mañana, por la tarde o por la noche. Cuantas más veces al día los hagas, mucho mejor, ya que así obtendrás los mejores resultados. Cada vez que te sea posible, realízalos al aire libre, en espacios abiertos, en contacto con la naturaleza. Una forma de conectar con ella es poniendo los pies descalzos sobre el césped natural o la arena. Si solo te es posible hacerlos en el interior, sobre un suelo duro, no te olvides de tu esterilla de Yoga.

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Para obtener los mejores resultados

Durante la primera semana, realiza cada uno de los movimientos de los ritos tibetanos tres veces; seis veces durante la segunda. Ve aumentando la frecuencia a medida que vayas avanzando en el tiempo, hasta llegar a 21 repeticiones por día. La única excepción está en el primer rito, el que hay que detener en cuanto aparezca la sensación de vértigo.

Márcate un tiempo de descanso entre un ejercicio y otro y limita el rango de movimiento aumentándolo progresivamente sin precipitarte. Para la práctica, siempre ten en cuenta que por la mañana, los músculos están más fríos, por lo que conviene no forzar los movimientos. Los ritos tibetanos no debes doler; si sientes el más mínimo dolor, detente.

PRIMER RITO TIBETANO

Objetivo: impulsar energía y reforzar el core magnético

Así se hace: de pie, con los brazos en cruz y las palmas de las manos hacia abajo, gira sobre ti mismo en el sentido de las agujas del reloj. Para facilitar el remolino, pivota sobre el pie derecho, manteniéndolo en el suelo e impúlsate con el pie izquierdo. Al final de las vueltas, quédate con las piernas abiertas a la altura de los hombros y con los pies firmes en el suelo . Juntas las palmas de las manos como en la posición de namasté, cierra los ojos y visualiza tu campo energético en apogeo. Espera unos instantes que se detenga el posible mareo.

Cómo se respira: con naturalidad y siempre por la nariz.

Repeticiones: empieza dando unas 6 vueltas. Con el hábito, ve aumentando hasta 12 o más, según tu capacidad.

Consejos de seguridad: deja de girar si sientes vértigo.

SEGUNDO RITO TIBETANO

Objetivo: reforzar los abdominales y el cuello, estimular el centro energético del plexo solar y tonificar el páncreas y la tiroides.

Así se hace: túmbate boca arriba, con los brazos estirados y pegados al cuerpo. Levanta al mismo tiempo la cabeza y las piernas estiradas, hasta la vertical. Vuelva a bajar lentamente la cabeza con las piernas estiradas.

Cómo se respira: por la nariz, espirando al levantar las piernas e inspirando al bajarlas.

Repeticiones: comienza con 6 y, conforme vayas avanzando y fortaleciendo tu cuerpo, ve aumentando hasta llegar a 21.

Consejos de seguridad: los primeros 15 días, haz el ejercicio con las piernas dobladas, al igual que si padeces algún problema de espalda. De esta manera, la protegerás y evitarás hacerte daño. No te olvides de meter siempre el mentón hacia dentro cuando levantes la cabeza. Mantén la zona inferior de la espalda en contacto con el suelo para evitar provocar daño a las lumbares.

TERCER MITO TIBETANO

Objetivo: estirar los flexores de las caderas, la franja abdominal y el cuello. La energía del plexo solar se difunde hasta el corazón, tonifica el timo, la tiroides y las glándulas suprarrenales.

Así se hace: de rodillas, con los brazos estirados y pegados al cuerpo, inclina el torso hacia delante, de manera que la nuca quede alargada y el mentón apoyado en el pecho, levanta la cabeza y estira el pecho tanto como puedas hacia atrás.

Cómo se respira: siempre por la nariz, espirando lentamente cuando inclines la cabeza hacia delante e inspirando profundamente cuando te eches para atrás..

Repeticiones: comienza con 6, aumentando conforme vayas avanzando y fortaleciendo tu cuerpo, hasta llegar a 21.

Consejos de seguridad: contrae los glúteos y el abdomen para colocar correctamente la pelvis y proteger la zona lumbar. Mantén los muslos en extensión y abre el pecho y toda la caja torácica.

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CUARTO RITO TIBETANO

Objetivo: reforzar los hombros, la zona lumbar y los glúteos, además del bajo vientre, el cuello y las rodillas.

Así se hace: siéntate en el suelo y, con las piernas estiradas y abiertas a la altura de la cadera, apoya las manos en el suelo a ambos lados de esta. Inspira profundamente y abre el pecho hacia delante levantando la pelvis al máximo hasta formar un ángulo recto con las rodillas e inclinando la cabeza hacia atrás tanto como puedas. Vuelve a la posición inicial.

Cómo se respira: por la nariz, inspirando al levantar la pelvis y espirando al volver a sentarte.

Repeticiones: empieza con 6, aumentando hasta 21, según vayas avanzando y fortaleciendo tu cuerpo.

Consejos de seguridad: para proteger las articulaciones, apóyate bien con las manos en el suelo, bloqueando las muñecas, los brazos y los hombros. Cuando sueltes el aire, lleva el mentón hacia el pecho.

QUINTO RITUAL TIBETANO

Objetivo: relajarse y sosegar la mente; estirar el cuerpo y, sobre todo la espalda, fortalecer hombros, además de flexibilizar la parte posterior de las piernas.

Así se hace: en cuadrupedia, con las manos apoyadas en el suelo (dedos abiertos), colocadas en paralelo y aplomadas con los hombros. Las rodillas apoyadas en el suelo y separadas a la altura de las cadera; los pies separados y alineados con rodillas y manos. Flexiona las puntas de los pies y, apoyándote sobre ellas, levanta lentamente la pelvis, subiendo los isquiones y estirando brazos y piernas, buscando el contacto de los talones en el suelo. Mantén las piernas y la espalda estiradas y la cabeza, entre los brazos, alineada con la espalda. Cambia el peso de tu cuerpo hacia los brazos y cintura escapular, dejando caer la cadera, estirando la espalda y elevando el pecho con su mayor expansión. Deja que la mirada se pierda en el horizonte.

Cómo se respira: por la nariz, profunda y tranquilamente.

Repeticiones: hazlo 6 veces. Si eres principiante, mantén la postura entre 30 y 40 segundos. Si puedes aguantar más tiempo, alarga el ejercicio hasta los 60 segundos y observa cómo se relajan la lengua y la masa abdominal sobre el diafragma.

Consejos de seguridad: en la posición final, gira bien los hombros hacia el exterior para liberar el espacio entre los omóplatos. Los antebrazos parecen querer alejarse del suelo, mientras la columna se mantiene en una posición cómoda. Durante todo el ejercicio, debes mantener activa tu faja abdominal.

Más info en:
Augusta Eco Wellness Resort
Lugar de Padriñán 25, Sanxenxo (Pontevedra)
+34 986 72 78 78
www.augustasanxenxo.com

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