Con frecuencia oímos aquello de «somos lo que comemos». Esta es una máxima que tiene mucho de verdad, pero no deja de ser una simplificación de un tema complejo. Te sugerimos aquí algunas formas de ayudar a la digestión.
Por Elena Sepúlveda, profesora y formadora de Yin Yoga.
1. Ayuda al estómago, masticando bien la comida
Muchos de los jugos gástricos del estómago se generan durante la masticación. Engullir los alimentos sin masticar bien hace que este órgano tenga que invertir mucha más energía en su trabajo. Una de sus tareas es matar microbios presentes en los alimentos, por ejemplo. Por ello, la digestión se hace más lenta y pesada. Además, comer deprisa hace que se trague aire, lo cual puede provocar molestias como gases y dolor abdominal. Aun cuando la comida sea sana, si no se mastica bien, no está garantizada la adecuada absorción de nutrientes. Destina tiempo suficiente para las comidas y convierte ese momento en una pausa agradable donde relajarse, disfrutar y masticar bien cada bocado.
2. Mima tu microbiota limitando los alimentos procesados o irritantes
El cuerpo humano no es autosuficiente en su funcionamiento. Recibe apoyo de diminutos organismos en sus funciones metabólicas (obtención de energía a partir de alimentos) y defensivas (protección ante patógenos). La microbiota es un complejo conjunto de microorganismos que habitan en todo el cuerpo. Esto ocurre principalmente en el tracto digestivo y en gran parte en el intestino grueso. Los alimentos procesados o ricos en grasas saturadas (por ejemplo margarinas, lácteos enteros, embutidos o aceite de palma), los fritos, el alcohol, la cafeína, las carnes rojas o los azúcares refinados interfieren en la estructura y composición de estas bacterias beneficiosas, dificultando sus tareas digestivas.
3. Estimula la digestión y la secreción de importantes hormonas comiendo con consciencia y moderación
Prestar atención a la comida en lugar de comer «en segundo plano» mientras hacemos otra actividad, no solo es más placentero (al segregarse dopamina, la hormona de la felicidad). También permite reconocer cuándo hemos comido suficiente (al segregarse leptina, la hormona de la saciedad). La cantidad suficiente dependerá de las circunstancias individuales de cada persona. Comer en exceso sobrecarga el sistema y hace que el estómago tenga que producir más jugos gástricos. Su acidez puede irritar sus paredes e incluso salir hacia el esófago y producir reflujo gastroesofágico.
4. Evita el sedentarismo y haz Yin Yoga
En nuestro canal de YouTube encontrarás una secuencia de Yin Yoga (apta para todos los niveles) que fomenta el buen funcionamiento del aparato digestivo. La práctica de Yin Yoga puede venir al rescate inmediato para aliviar los síntomas de una mala digestión. Con posturas que masajean suavemente el área gastrointestinal y liberan los tejidos conectivos de esta zona podemos aliviar la sensación de congestión o pesadez, la acidez, los gases o incluso el estreñimiento. También podemos fortalecer el chi digestivo potenciando el flujo armónico de energía por los canales de los principales órganos de digestión, lo cual les ayudaría en sus funciones. A largo plazo, la toma de conciencia que promueve el Yin Yoga puede animarnos a cambiar hábitos dietarios.
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